Ante el hecho evidente de la negativa del Contralor del Departamento de Córdoba para responder un derecho de petición al Veedor Ciudadano Carlos Varela Pérez, éste se vio obligado a presentar una tutela, la cual fue fallada por el Juzgado Sexto Administrativo de Montería favorablemente. El Contralor olvidó que este derecho internacional le asiste al Veedor, por ser una persona, no por otra condición, lo ejerce teniendo como soporte la norma superior contenida en la Carta Política que consagra este mecanismo como derecho fundamental sin requisito alguno. Pecó el funcionario, y la justicia lo condenó a dar la respectiva respuesta. Igualmente omitió, e infringió el artículo 6° de la Constitución Política.
No es extraña la posición del Contralor de negar este derecho de petición. Muy parecida su actuación de ahora a una anterior. En aquel momento advirtió sobre la imposibilidad de ejecutar el presupuesto departamental ante la ausencia de plan de desarrollo. Pero luego, su severa posición cambió cuando asumió la Gobernadora actual. En el mismo sentido, por la presentación inoportuna del plan de desarrollo departamental por esta misma funcionaria y su aprobación por la Asamblea de manera extemporánea, no dijo ni mú. En ambos casos, se violó flagrantemente la Ley del Plan. O sea que desde su despacho las cosas se ven diferentes dependiendo de quienes sean los sujetos. Desde el atrio, él hace mover el molino aunque el río no tenga agua.
La verticalidad del Contralor Departamental frente al Veedor extravenó la filosofía universal sobre el derecho de petición que asiste a las personas como miembros sociales. El derecho de petición es el atajo de las personas para llegar a donde quieren llegar sin el tropiezo en que se encontrarían si lo hicieran por otra vía. Es una solicitud ciudadana elemental, con requisitos mínimos y sin aditamento. Cuando se silencia, como en este caso, puede ser motivo para transitar a un esguince de la Carta y de la ley, eludir la respuesta y su manipulación, siendo la finalidad del autor dilatar la consolidación del interés particular o general del peticionario.
Son ecuánimes los funcionarios públicos que se desenvuelven con humildad y respeto a las personas, frente a los que adoptan posiciones viscerales que entorpecen las relaciones Estado-Ciudadano, porque estos últimos se prestan para aumentar el inventario de la corrupción. Por eso es aconsejable poner a transitar la gestión pública por el primer camino y no por el segundo. A los veedores les toca ponerse el áncora, previniendo la mortandad que surge de la maldad humana que está encaminada a impedir la labor que ellos cumplen sin remuneración, frente a la que otros ejercen con arrogancia y contraprestación inmerecida.
Hemos observado que la labor del Veedor, doctor Varela, ha sido a punta de pala; por eso hay un reconocimiento a su trabajo, que es meritorio. También hemos visto la manera como algunos lo tratan y lo excluyen cada vez que denuncia un hecho grave, cuando la obligación de todos y en especial, de los funcionarios públicos que ejercen control, es la de apoyarlo. La Contraloría Departamental no puede convertirse en un órgano de donde provengan disparos de desprestigio a las veedurías ciudadanas, como tampoco ser un obstáculo para que los veedores cumplan con su función primordial, que es, encaminar la actuación controladora hacia una colaboración espontánea en la vigilancia de las actuaciones de quienes ejercen funciones públicas. Lo que está de por medio es la defensa y conservación del patrimonio público frente al robo y al asalto, y no otra cuestión. Los ciudadanos no podemos allanar el camino para que la francachela presupuestal continúe en el escenario oficial; hoy, lleno de espinas por la mano de ciertos funcionarios inescrupulosos que ejercen los cargos más del lado del recomendante que del apego al Estado que representan.
POSDATA: Para los veedores, las fuerzas provienen de las palabras contenidas en el salmo: “No temerás los terrores de la noche, ni las saetas disparadas de día, ni la pestilencia que vaga en las tinieblas, ni el estrago que en pleno día devasta…..”