Es tiempo de rectificar, dejar a un lado las malas amistades del pasado y entregarnos a edificar sobre la realidad que nos rodea, la naturaleza y nuestra capacidad de producir. El miércoles pasado, el diario El Meridiano de Córdoba entregó una muestra del desarrollo de las principales actividades llevadas a cabo por los dirigentes, empresarios y trabajadores en el departamento de Córdoba, lo cual nos da una idea del progreso. En el anexo se esgrime una variedad de temas; en conjunto, referidos a los sectores propios de las relaciones económicas regionales. Se revela, en las letras del suplemento referido, un optimismo de quienes participan en las entrevistas formuladas y en las declaraciones realizadas. Este es un hecho relevante que permite despertar el entusiasmo para la construcción del futuro.
Este recuento de acciones emprendidas por los hombres y mujeres del departamento es fundamental para los habitantes, entendiendo que muchas veces se hacen cosas buenas pero el común de la gente las desconoce a pesar de compartir territorio. Igualmente, el despliegue periodístico se constituye en un soporte para las personas visionarias que quieren recorrer un camino de emprendimiento hacia la fundación de empresas, las cuales, en funcionamiento, van a conducir a la creación de riqueza, de empleo productivo y a elevar el nivel de renta local. Cuando se da buen ejemplo de negocios y acciones y se ve por este motivo el trabajo tesonero y el fruto de otras personas, como se observa a través de esta publicación, se activa el interés de la gente por hacer más y más por su propia tierra, se despierta el espíritu de realización colectivo necesario que exige la encomienda del progreso humano, se consolida el beneficio social como resultado de la combinación de los factores de la producción y su realización armónica, se mantiene la paz y se logra la equidad regional.
Todavía falta mucho por hacer, pero hay una esperanza de nuevos hechos que van a darse más adelante, mediante la participación de los actores empresariales, para demostrar que si se puede. Sin embargo, se reconoce que la dinámica del desarrollo local ha concentrado la riqueza en vez de repartir, hecho que deberá corregirse, entendiendo que la actividad productiva busca la mejor calidad de vida y el bienestar de la población. En el caso del sector público, una gran parte de los recursos captados por los entes territoriales, a causa de las malas administraciones, no ha beneficiado a los pobres de Córdoba que son el 57% de los residentes que tienen necesidades básicas insatisfechas. Para cambiar esto, necesariamente el sector público tendría que enderezarse y recibir el impulso de la iniciativa particular.
Todo esto depende de un proyecto educativo ejemplar. En este propósito, la educación ocupa lugar prioritario, en términos de calidad más que de cobertura. Hay que profundizar en este aspecto. Tenemos que articular la educación que hoy se imparte con las necesidades de la sociedad; y la sociedad, con la formación del hombre ético y moral, como fundamento del desarrollo sostenible. Tenemos que limpiar la política. La política no puede ser fuente de riqueza individual y familiar. Desde la escuela, hay que enseñar a los niños y a los jóvenes que la política es un servicio público, y como oficio peculiar, debe desempeñarse con un alto grado de seriedad, responsabilidad y honestidad.
Igualmente tenemos que luchar para que los grupos al margen de la ley existentes y los que surjan en el futuro, no entorpezcan la acción del Estado Territorial como tampoco las relaciones entre particulares. Hay que cortar de un tajo el cordón umbilical entre nosotros y los que nos amedrantan. Y siempre, tener como enmienda: formar personas con sentido de pertenencia social para el trabajo cotidiano.
POSDATA: El filósofo griego Platón lo había advertido: “Los Estados son como los hombres, pues son seres humanos los que los forman.”
¿HACIA DÓNDE VAMOS?
Edgar Vergara Figueredo