¿Es el populista Donald Trump, presidente de la gran
potencia mundial, una amenaza para la democracia, la América Latina o el mundo?
Especialmente va hacia allá, para aparentar cambiar el mundo y volver a restaurar
la vieja creencia de dos razas: gringos y súbditos. A pesar de promover un
discurso con promesas electorales discriminatorias, regresivas, proteccionistas
y excesivamente nacionalistas, ganó la presidencia. Aunque el voto popular no
lo favoreció, el sistema norteamericano de colegios electorales lo impulsó para
apoderarse de la Casa Blanca.
Lo que quiere Trump es volver a poner en práctica la
doctrina de James Monroe: "América para los americanos". El peligro
para Trump no son España y Portugal cuando eran dueños de colonias y Monroe se
inventó su principio. Hoy, el peligro para nosotros es Trump que quiere meterse
de lleno en los asuntos del mundo y castigar a los extranjeros que le venden
bienes y servicios a su país.
Arrancó con la firma del decreto mediante el cual
construirá el muro limítrofe que separará a
Estados Unidos de México. Trump, con su muro no podrá detener el éxodo
de gente hacia su nación, pues los narcotraficantes estadounidenses aliados con
los naturales de otros países ya tendrían listo los túneles por donde
negociarán la cocaína, la marihuana y el basuco que tanto le gusta a los vagos
y ricachones de su raza.
Trump, también podría pensar como lo pensó John Quincy Adams al formular
su tesis de “la fruta madura”, la cual equivale a creer que América Latina por
estar cerca de los Estados Unidos le pertenece. Política que le aplicó los
Estados Unidos a Cuba cuando era gobernada por los españoles. Si él cree que
hoy es posible su vigencia, se desvanece por caer en error.
Poner a Estados Unidos como el más gigante de los imperios es un
convencimiento de Trump y eso lo puede llevar a golpearse con una pared de
acero. Suficientemente están preparados los países latinoamericanos para no caer
en la trampa, tanto así que ni “américa para los americanos” le funcionaría
porque desapareció como mecanismo de sometimiento, ni “la fruta madura” es
posible que se la coma Trump con su botín de dólares producto de la práctica
del mercantilismo atroz.
Muchos creían que lo que venía diciendo durante el tiempo
que duró su campaña era pura carreta, ahora cuando decreta el muro, se
despierta una atención sobre lo que se acerca en materia de política exterior,
lo cual podría afectar las relaciones diplomáticas y comerciales entre Estados
Unidos y América Latina y otros países en desarrollo. En la mente de Trump no
hay consenso ni paz.
POSDATA: Como ciertos personajes de la vida política
colombiana, dijo: “mientras que siga siendo el dueño de su compañía, lo que es
bueno para sus hijos, será bueno para él.”
(27-01-17)