DE LA PACHORRA INSTITUCIONAL A LA DESGRACIA

Paralelamente a la “parapolítica”, surge la “pirapolítica”, que es la alianza diablesca de los propietarios de las pirámides para estafar, adquirir poder y contratos a través de la financiación de campañas políticas, e influir en el trámite de leyes con fines de legalización de su negocio. En este momento, todos los presuntamente señalados como auxiliadores, niegan los vínculos con esta mafia. El escenario es igual al de la parapolítica que seguimos viendo: narcotráfico, ambición, exuberancia y dinero fácil, revueltos, para cocinar el delito. Una parte del pueblo, lloroso, saquea, incendia y causa daño físico en edificios; ciertos, se suicidan porque perdieron el patrimonio; y otros, sacian su comportamiento divorciándose de la pareja. Un panorama social sombrío por la economía destrozada. ¡Se creció el enano, parido de mal vientre!
La operación de este negocio irregular deja un sabor amargo. Hay una confusión en la narrativa de los hechos por parte de ministros, superintendentes, policías y abogados: defensor y asesores. Cada día sale a la luz pública una nueva pantomima. Lo cierto es que el dueño de DMG se pavoneó por los pasillos de las reuniones de gobernadores, de alcaldes y ministros, entregó manillas y corbatas, penetró al Congreso, financió eventos de farándulas en pueblos y ciudades y hasta promovió su futuro partido político. Con toda esta artimaña de ejercicios penetró a la sociedad a fin de asaltar el tesoro público y afianzar una familia en la que miles y miles de últimos ciudadanos empobrecidos apenas pudieran heredar las deudas de los penúltimos burlados.
Este nuevo caso es síntoma de que el país no tiene memoria; se olvida de lo sucedido en el pasado, como la quiebra de los grupos Grancolombiano y Colombia, de la Caja Vocacional y de los famosos “Picas”, que cada uno en espacio y tiempo distintos dejaron en la ruina a muchos ciudadanos. Sobre los incidentes que involucran a DMG, DRFE, Costa Caribe y otras pirámides, todavía la gente no entiende porqué pasó tanto tiempo entre la creación de esos monstruos y el momento de actuación de las autoridades. La mano invisible de mercenarios de las relaciones públicas se impuso a la fuerza de la ley, por lo que queda un oscuro que falta por aclarar.
La rata siempre está detrás de la basura como el gallinazo de lo cadavérico. Hay personas dedicadas exclusivamente a elaborar “mapas para el delito”. Los autores son abogados, contadores, ex militares, encopetados ex funcionarios del gobierno y hasta empleados de las entidades de control oficial. Ante este hecho evidente y el vacío que deja la autoridad instituida, no queda otro camino que la empresa social de seguir denunciando para combatir las enraizadas organizaciones delictivas y compeler la encarcelación de los delincuentes de cuello blanco que las integran, como descendientes que son de los mismos del pasado que han hecho daño al país y a su sociedad.
Nadie puede alegar honra ni dignidad si no lo demuestra por sus rectos actos ante la sociedad a la que pertenece. Los abogados como los sacerdotes son confesores y como tal deben saber el pormenor del confeso. La más grande de estas organizaciones DMG, logró poner en su lista de servicio de garantes a un ex procurador, a un ex vicefiscal, a un penalista coronado y a un pedante graduado, a cambio de plata en efectivo. Esto se daba, sin que surgiera la menor sospecha, según ellos, de las actividades del negocio que asesoraron, y el abogado defensor blindara acaloradamente veinticuatro horas antes de la captura del maleante fundador.
Los peces gordos tendrán que salir a responder por los daños que han causado a las personas damnificadas. En Nariño, Putumayo, Cauca y Huila, la cifra de la estafa puede llegar a más de dos billones y medio de pesos (según sus gobernadores), valor que es muy superior a la suma total de los presupuestos anuales de los gobiernos de estos cuatro departamentos. El Procurador General de la Nación deberá ser exhaustivo, eficaz y rápido para develar la verdad. ¡Esperamos!
POSDATA: Perdura el pensamiento del polígrafo español Francisco de Quevedo: “Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra.”

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Radium | Bloggerized by Radium