Termina el año y quedan muchas cosas pendientes por resolver, que sin duda tendrían que concluir en la anualidad siguiente. Con el optimismo de siempre, la gente espera que trascurra el 2009 con acontecimientos aún mejores. Es el desempeño y el devenir de la economía nacional el punto de partida, con su principal variable, el empleo, ojalá que mejore y no decaiga. Es una aspiración futurista de progreso y sostenimiento personal. Conseguirlo, para el que no lo tiene, o mantenerlo, para el que lo tiene. Por su parte, los independientes proyectan el progreso de sus negocios, al creer que el futuro será mucho mejor que el presente, a pesar de que los economistas del mundo (y locales) insinúen que la desaceleración económica es un fenómeno característico del nuevo año.
El difícil pronóstico, en vez de inyectar dinamismo al ser humano, lo que hace es producir un efecto contrario, que en nada contribuye a superar la actividad económica que se traía. Pero la facultad del ser inteligente está, casualmente, en lo que haga, y convertir la incertidumbre en fortaleza y esperanza para continuar superando los obstáculos que se anuncian. El capitalismo se fundamenta en la iniciativa privada y en el proceso productivo, alimentado por el consumo y a su vez el consumo por el ingreso, y éste por el empleo, y el empleo por la producción. Es un circuito que funciona, generando su propia energía y condicionado a no pararse.
Frente a lo que está sucediendo en Estados Unidos, Europa y Asia, es casi seguro que nuestros principales socios, Estados Unidos y Venezuela, reduzcan las compras que nos hacen. Por este motivo, los ingresos por exportaciones se verán disminuidos notoriamente, lo que traerá una contracción enorme de la producción de bienes exportables y sus consiguientes consecuencias en el empleo y en el ingreso. La inyección de recursos públicos a la economía norteamericana llega en un momento oportuno, pero tiene su tiempo de maduración que no está tan cerca. Con Venezuela, incidido por la baja de los precios del petróleo, que es la principal fuente de ingresos de aquel país, ocurre algo singular: habrá menos gasto público para sus programas sociales, sustento de la economía socialista, y en consecuencia menos importaciones de Colombia.
En el contexto Latinoamericano, nuestro país es uno de los que podría salir mejor librado de los sucesos del mundo. Un crecimiento anual superior al 3% para el 2009 sería suficiente para mantenernos vivos económicamente. No obstante, para cualquier previsión que se haga, el Gobierno Nacional, encargado de la dirección de la economía, tendrá que hacer un enorme esfuerzo fiscal para no descuidar el grave problema de la pobreza que tenemos, poniéndose al frente del asunto, mediante el aumento de proyectos de inversión pública, como herramienta necesaria de dinamismo económico y de estímulo a la iniciativa privada. También ejecutar un pacto social en que los empresarios se comprometan a no despedir a sus empleados. ¡Amanecerá y veremos!
POSDATA: Con razón el novelista francés Víctor Hugo había dicho: "El futuro tiene muchos nombres. Para los valientes es la oportunidad."
LO QUE VIENE
Edgar Vergara Figueredo