ESTADO Y EMPRESARIOS FRENTE A LA CRISIS

Aunque en economía los fenómenos pueden ser predecibles, hay lugar a que algunos no lo sean y lleguen a aposentarse en el sitio preciso; y en ciertos casos, se presenten por la falta de previsión o ausencia del Estado. Las economías mundiales en este momento atraviesan una situación crítica que amenaza directamente el nivel de vida de las familias del planeta. Nuestro principal aliado de negocios es una de las víctimas y los otros también. Estados Unidos fue primero y a Venezuela le llegará el freno ante el bajonazo del precio del petróleo, lo cual la obligaría a importar menos. Con la Unión Europea, se capea la situación mediante el tratado comercial en proceso de negociación. Por último, es previsible que el plan de choque del Presidente Obama ayude a evitar una total hecatombe económica.
Y en esta situación, Colombia no podría ser la excepción, puesto que sus exportaciones dependen principalmente de sus aliados comerciales. En el campo internacional, los países de América del Norte, Europa y Asia han tomado medidas para contrarrestar la crisis económica y los países de Latinoamérica y del Caribe proyectan lo mismo. La Cepal siguiendo su ortodoxia ha presentado un catálogo para los países de la región. Colombia no se ha quedado quieta, la voz del sector privado es optimista, los empresarios agremiados y el sector financiero se han manifestado para expresar el apoyo a fin de mantener los empleos laborales necesarios. ¡Bondadosa postura corporativa! Aunque ese aliento positivo es bueno, no está totalmente blindado como se cree, su efectividad se comprobará, si bien, cuando transcurra el año de 2009.
Por el lado público, el gobierno central anuncia un plan anticíclico para enfrentar los efectos de la crisis económica basada en cuatro puntos: una política fiscal razonablemente anticíclica; asegurar el acceso al financiamiento externo; garantizar el financiamiento de la actividad productiva, con especial énfasis en la pequeña y mediana empresa; y proteger el empleo y promover la competitividad. Que no sea un simple anuncio, que se materialice, es la esperanza. Conocidos, el buen espíritu empresarial y el plan gubernamental, se consolida una expectativa, sujeta a la reactivación de la economía mundial y a la evolución de la producción interna de bienes y servicios y a la cantidad de empleo que ella podría generar.
La propuesta del Presidente de la República de crear una secretaría de empleo en cada una de las capitales de Colombia a cargo del Ministerio de Protección Social, con participación de gobernadores, alcaldes, gremios y el Sena local, es una buena idea, siempre y cuando se logren resultados efectivos para atacar el desempleo. Ojalá la propuesta no sea otro embeleco de burocratismo. No hay duda, de que en época de crisis lo recomendado es que todo el aparato estatal deba operar en pro del dinamismo económico y de la protección del ingreso y ahorro familiar.
A todas luces, en este momento no es aconsejable pensar en fusionar instituciones públicas, como lo propone al mismo tiempo el Primer Mandatario de la Nación, en el caso específico de las cajas de compensación y de las corporaciones regionales. Si bien la medida ordena y crea ahorro, traería como consecuencia inmediata el despido de personal, lo cual iría en contravía de la principal función estatal que es contribuir a la estabilidad económica. Debe quedar claro que una economía con alto nivel de desempleo laboral estará abierta para el fomento de la ociosidad, la pobreza y la violencia, en vez de la felicidad humana. De modo, que esto no le convendría a nadie que ocurra.
POSDATA: No es la hora para pensar igual a los hombres de 1929: “No sólo aumentaría la altura del edificio, sino también su potencial de ganancia.”

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