SINSABOR DE POLÍTICOS Y PARAS

Nos quedamos sin senadores, pero con la bandera moral en alto. Al igual que en otras regiones de Colombia, en Córdoba, hubo un maridaje entre una parte de su clase política y los paramilitares. A pesar de que muchos coterráneos nada tuvieron que ver con ese propósito detestable, la consecuencia del compinche es la cadena de confesiones de los actores y sus implicaciones, lo cual ha conducido a condenas y capturas de muchos servidores públicos y particulares. De la serie de hechos que luego se han conocido, a través de las pesquisas judiciales, ya se tenían noticia, pero nadie se atrevió a denunciarlos y menos a señalar implicados. El silencio fue la moda que reinó, ya que rondaba la amenaza y había desconfianza respecto de la autoridad establecida; sin lugar a dudas, era la época en que se había generalizado la omisión por parte del Estado.
Frente a esa realidad que vivimos, se podrían hacer las siguientes preguntas: ¿Quién no sabía en Córdoba, que la mayoría de los políticos hacían fila para hablar con los jefes paramilitares? ¿Quién no sabía en Córdoba, que muchos candidatos al Congreso y a la gobernación del departamento contaron con financiación paramilitar? ¿Quién no sabía en Córdoba, que varios candidatos a gobernador se comprometieron a compartir el poder con los paramilitares? ¿Quién no sabía en Córdoba, que un gobernador elegido por la misma época de la alianza le entregó a los paramilitares las secretarías de hacienda y salud?
Y muchas más: ¿Quién no sabía en Montería, que hubo dos candidatos a la alcaldía y dos alcaldes que recibieron financiación de los paramilitares? ¿Quién no sabía en Montería, que por el año 2000 hubo una candidata a la alcaldía que renunció para darle paso al candidato de la preferencia paramilitar? ¿Quién no sabía en Córdoba, que ciertos sectores políticos, sociales y económicos compartieron mesas y habitaciones con los paramilitares? ¿Quién no sabía en Córdoba, que en el pasado, tuvimos visitas frecuentes del Fiscal General de la Nación y de otros altos funcionarios del Estado, sin causa que las justificaran?
Fue común, que muchos de nuestros políticos, para no dejarse desbancar, hicieron alianzas con quienes moralmente no debían. Se repartieron rastreramente los territorios para conseguir el voto, como quien se reparte una botella de ron o un sancocho. El fin primordial era ganar las elecciones. Así hubo alianzas con citano, fulano, mengano, perengano, robiñano y zutano. A pesar de esta grave situación, algunos todavía pretenden desconocer el vínculo fraternal que en el pasado existió entre políticos, ganaderos y paramilitares, por cierto, bienvenido, en las reuniones de negocios y en los clubes sociales, de la misma manera que se dio en otras regiones del territorio. Es una obligación, actual, que quienes apoyaron el engendro, impidan que se atice la hoguera y aboguen para que un escenario igual o parecido no se vuelva a repetir en nuestra comarca, ni en otra parte.
Hay que reconocer, que en Córdoba, otro sector ciudadano importante siempre rechazó el método violento utilizado por la susodicha alianza tanto en el campo de gobierno como en el de las relaciones sociales. Por esta honesta razón, quienes así obraron fueron excluidos del manejo del Estado Local y de los negocios, condenados al desempleo y remitidos a la emigración. Nos quejamos de que la justicia cojea en el país, pero cuando la Corte Suprema de Justicia o la Fiscalía proceden, algunos se ruborizan y hasta denigran de sus actuaciones. Entonces, uno se pregunta: ¿en qué partido juegan ciertas personas?
POSDATA: Un consejo del escritor francés, Joseph Sanial-Dubay: “No basta arrepentirse del mal que se ha causado, sino también del bien que se ha dejado de hacer.”

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Radium | Bloggerized by Radium