No hay un día en que amanezca sin mala
noticia. Cae un niño o niña, adolescente o adulto, a causa de la violencia
permanente. Fuera de los pequeños, la mayoría son personas defensoras de
derechos humanos, periodistas, sindicalistas y ambientalistas, sin escaparse de
la garra de las mafias y de los delincuentes aquellas personas que ejercen
opinión.
Esto sucede a pesar de existir organismos
del Estado que deben preocuparse más de la situación. Dependiente del
ministerio del interior existe un grupo operativo que trabaja coordinadamente
con la fiscalía, la policía nacional, la defensoría del pueblo, la consejería
presidencial para los derechos humanos y la oficina de las naciones unidas para
atender los casos que se presenten o denuncien.
Es presumible que el empeño de prevenir y
erradicar el delito desde esta dependencia ministerial no tenga la efectividad
que anhela la gente, pues su actuación es meramente administrativa, pero al fin
y al cabo ayuda en algo. Las cifras de asesinatos en el país han venido
disminuyendo, así en el año 2013 se registraron 15.419, en el 2014 13.343 y en
el 2015 12.193.
Igualmente el número de homicidios por cada
100.000 habitantes ha decrecido, en el año 2013 era de 32.6, en 2014 fue 27.9 y
en el 2015 25. Lo deseable es que el crimen desaparezca. Si queremos paz
territorial, distinta a la paz de los acuerdos con la FARC, lo primero que hay
que hacer es presionar por el acuerdo entre los dirigentes nacionales sobre los
grandes cambios urgentes en materia de justicia y seguridad.
Hay masacre de población, entre la cual
está la más sensible, los defensores de derechos humanos y los dirigentes de
izquierda, por eso una parte del cuerpo diplomático, encabezado por los embajadores
de Canadá y Noruega y acompañados de Estados Unidos, Suecia, Suiza, Francia,
Reino Unido, Alemania y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la
ONU, se ha unido para atender con su labor a los líderes que requieran
protección.
En esta lucha contra la criminalidad en que
está involucrada la gente de bien de Colombia, no sobra que los diplomáticos
sean pertinentes con la atención del problema delictivo. Aún así hay que
exigirle más al nuevo fiscal general de la nación y a las cortes, con la
finalidad de que se apliquen al ejercicio profesional de la justicia, más que a
la política que hasta ahora le ha causado un gran daño a la administración de
la rama judicial.
POSDATA: Del filósofo italiano Nicolás
Maquiavelo: "Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse".
TE DESTACAMOS: La rapacidad empresarial es
el peor enemigo del capitalismo. El palo que ha dado la superintendencia de
industria y comercio es ejemplo de seguir. Las empresas de telecomunicaciones
son las más adictas a sacarle sin causa la plata del bolsillo a los
colombianos.
(17-06-16)