Edgar Vergara Figueredo
Frecuentemente se celebran eventos para dar soluciones a los problemas comunes que agobian a los pueblos del mundo. En Colombia es costumbre, y las organizaciones internacionales son ejemplo de este mismo propósito. Pues los conflictos son demasiados frecuentes, por lo que corresponde a la sociedad, a sus dirigentes y a las organizaciones construir remedios que contribuyan al progreso social y a la paz. La situación más traumática para el planeta ha sido la última crisis financiera que estalló en los países desarrollados y se propagó por las naciones en desarrollo y pobres, la cual dejó a millones de personas sin trabajo y condenados a la miseria.
Ante los hechos, en el mes de junio pasado, se llevó a cabo en la sede de la ONU en Nueva York la Conferencia de Naciones Unidas sobre la Crisis Económica y Financiera y su Impacto en el Desarrollo. De acuerdo a las previsiones del encuentro asistieron Jefes de Estado y de Gobierno, personas del más alto nivel, incluyendo a representantes de la sociedad civil. Se trataron en esta cumbre, además de la recesión, otras materias que están vinculadas directamente con ésta.
En el evento, se reclamó por un papel más dinámico de la ONU en el debate sobre la crisis financiera y económica mundial. Ven a la organización alejada y retraída del suceso. El llamado es una insistencia permanente de los países sobre el rol de la ONU en los conflictos en que se necesita más de su presencia y participación activa. Sobre este asunto, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim, dijo: “Algunos de ellos se encuentran entre los más pobres del mundo y han sido los más golpeados por la recesión económica. No tienen ninguna responsabilidad por la actual crisis. Debemos escuchar sus preocupaciones. Debemos tener sus intereses en cuenta en nuestras acciones colectivas hacia la recuperación.”
Otro interés, fue el de los defensores de derechos humanos que urgieron a la Asamblea General de la ONU a adoptar las garantías fundamentales como marco para analizar y responder a la actual crisis económica mundial, “con medidas que promuevan la recuperación a largo plazo, centrándose en los derechos humanos de quienes sufren los peores efectos”. Insistieron, en que el hecho de haberse ignorado el derecho a la seguridad social ha dejado a millones de personas en la penuria, y que la voluntad política mostrada para rescatar los mercados financieros contrasta con el fracaso continuo en el combate a la pobreza y la inequidad.
La crisis alimentaria también fue tema de la reunión. La situación del alza de los precios de los alimentos como consecuencia de la crisis económica y financiera, de la crisis ambiental y del cambio climático, no debe esperar a que haya nuevos motines para tomar medidas. Los Estados representados en la Asamblea General deben aprovechar la oportunidad de este encuentro para actuar ya. Uno de los asistentes expresó: “Al igual que el colapso de los grandes bancos, la diseminación del hambre conlleva riesgos sistemáticos puesto que las dietas menos nutritivas representan un obstáculo para el desarrollo en el futuro.” Concluida la asamblea, existe la esperanza de que las naciones comprometidas reaccionen y materialicen el discurso.
POSDATA: El presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D´Escoto, atribuyó la crisis financiera y económica que sufre el mundo a un “modo egoísta e irresponsable de vivir, de producir y de consumir.”
