UN ADIÓS MERECIDO

El día martes 19 de julio en las horas de la mañana falleció en la ciudad de Bogotá el exmagistrado de la Corte Constitucional, Alejandro Martínez Caballero. Abogado de la Universidad del Rosario, hombre diligente, jurista por excelencia, consagrado al estudio del derecho constitucional y los derechos humanos universales, defensor de la tutela y lector acérrimo de obras relacionadas con el desarrolllo social y el progresismo.

Antes de haber ejercido la magistratura, ocupó una curul en la Cámara de Representantes, fue asesor jurídico de la Contraloría General de la República, directivo del Instituto de Crédito Territorial, asesor de la Constituyente de 1991, concejal de Bogotá y consultor del PNUD.

Durante los diez años que estuvo en la Corte Constitucional no hizo otra cosa que poner a andar la Constitución Política de 1991, ejercicio que sirvió de estímulo a sus compañeros de la Corte para emprender una labor enfocada a la protección de los derechos fundamentales de las personas, como la vida, la seguridad social, la protección a los individuos marginados y la libertad de culto. Muchas de sus sentencias ejemplares son estudiadas en las facultades de derecho del país.

Alejandro fue un jurista que contribuyó a la construcción de una país más libre, más solidario y más humano. Fue un juez intachable, fue un practicante de la justicia, de la decencia y la ética profesional, alejado de componendas en el ejercicio de magistrado constitucional, y las ponencias de muchas sentencias vinieron a comprobar la labor inteligente y el amor que sentía por el hombre viviendo dignamente en la sociedad.   

Me unió a Alejandro una gran amistad que conservamos por más de cuarenta años, hasta su muerte. Los amigos más allegados también sentimos la penosa enfermedad que padeció durante sus últimos ocho años de existencia. Una visita que se le hacía en su apartamento de la calle 80 en Bogotá, era recibida por él con la alegría de seguir viviendo para continuar la tarea de la guarda, la protección y la promoción de los derechos humanos, su motivo principal de estar vivo. 

Fue un demócrata convencido, integral, probo y moderado que nunca dudó de su trabajo permanente encaminado a cuidar los textos contitucionales de la Carta Política de 1991. Así lo reconocen muchos constitucionalistas y sus mismos compañeros de la Corte que sobreviven, y aún elogian los resultados de sus investigaciones y aportes, como también el mundo académico. Estas providencias han servido para iluminar decenas de sentencias hasta hoy, como en esa primera “época dorada” de la Corte Constitucional.

POSDATA: Es momento de repetir con la rumana Carmen Silva: “No basta estudiar al hombre, es necesario sentir su presencia en el corazón.”

TE DESTACAMOS: Alejandro Martínez Caballero, además de ser un gran amigo, su vida intelectual de los últimos tiempos la dedicó por entero a velar por un país socialmente mejor.

(22-07-16)


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