EL CONTRATO LEONINO

Es muy común que entre particulares y también que entre éstos y el Estado se celebren pactos, convenios, o acuerdos que comúnmente conocemos como “contrato leonino”. Se dan cuando el contenido de las cláusulas beneficia a una de las partes y ninguna a favor de la otra. Este concepto del contrato leonino se inspira en la fábula de Esopo en la cual participan el león, la vaca, la cabra y la oveja. En general, los protagonistas de la fábula, como característica propia, son los animales que personifican el hombre del mundo real, de carne y hueso, con sus virtudes y vicios.

Esta modalidad de contratos es el pan de cada día en el sector público. Regularmente se llevan a cabo para sacar el cvy (como voy yo); sus jugosos dividendos han enriquecido a más de uno, pero casi nunca trasciende el entuerto a la opinión pública cuando la confabulación en que se inspiran se conserva en secreto entre las partes. A no ser que la delación se conozca y se denuncie puede prosperar la investigación para definir el delito, o con la posibilidad que la indagación se archive por la autoridad respectiva si la influencia política funciona. Estos contratos, son como los brujos de que los hay, los hay.

Recordar a Esopo con su género literario satírico, es casi una necesidad para poder comprender la fábula. Se sabe que el estilo de escritura del griego, tuvo una influencia poderosa en la literatura de la edad media y del renacimiento, pero igualmente años después se revivió con los autores que aparecieron y continuaron construyendo fábulas. Un retrato de Esopo muy bien interpretado es de la autoría del pintor Velásquez y reposa en el Museo del Prado de Madrid. Está “vestido de esclavo, con ropajes harapientos y la cara tiznada por sus ocupaciones domésticas, con un libro en la mano derecha mientras que la izquierda está oculta entre sus ropajes” A pesar de la descripción, que no es muy favorable al fabulista, el óleo es hermoso y apunta de alguna manera a mostrar su personalidad. Es mucho mejor la humildad con que lo exhibe el pintor español que la extravagancia con que hubiera podido hacerlo un lambón. Al fin y al cabo Esopo es Esopo.

La fábula de Esopo a que se atribuye la inspiración del contrato leonino es la siguiente: “Juntáronse un León, una Vaca, una Cabra y una mansa Oveja para cazar en los montes y repartirse después fraternalmente lo que apresaran. Bien pronto, con ayuda de todos, se cazó una hermosa cierva. Y el León dividida que la hubo en cuatro partes iguales, cuando cada cual pensaba tomar la suya, habló a sus compañeros con torvo ceño: La primera parte es para mi porque soy el León; la segunda me pertenece porque soy el más fuerte; la tercera también será mía, porque he trabajado más que todos; y si alguien me disputa la cuarta, tendrá que habérselas conmigo. De este modo se quedó con toda la cierva” Moraleja: cuando se tiene la honradez de la vaca, la inocencia de la cabra y la mansedumbre de la oveja, no se debe formar sociedad con los leones.

Como se desprende de la lectura de la fábula, el león como rey de la selva, domina a los otros animales con su fuerza bruta, la impone, logrando todo el provecho para sí con la utilización de la astucia a su manera. Eso mismo ocurre en la vida humana, cuando las personas sacan ventajas de otras más débiles en asuntos de negocios. En este orden, el Estado (ya sea Nacional, Departamental, Distrital o Municipal) es la primera víctima con este tipo de contratos, pues no tiene quien lo defienda cuando esto ocurre, ni siquiera el bufón: chapulín colorado.

POSDATA: Esopo entrega otra enseñanza: “Un buitre fingió que quería celebrar el día de su nacimiento, y convidó a las otras aves menores a cenar. Pero cuando las tuvo dentro de su cueva, cerró la entrada y las mató a todas” Moraleja: Si un poderoso te halaga y te convida, cuida de que no intente engañarte.

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