DE GAITÁN A GALÁN

Un tiempo transcurre entre el crimen de Jorge Eliécer Gaitán Ayala en 1948 y el de Luis Carlos Galán Sarmiento en 1989. Estos cuarenta y un años que separaron un magnicidio de otro no fueron suficientes para lograr la paz en Colombia. Gaitán fue asesinado cuando cumplió cincuenta años y Galán 46. Los dos actos criminales dejaron un enorme vacío en la política nacional y resquebrajaron la paz de la Nación. Coincide en que ambos fueron asesinados cruelmente en medio de una tremenda crisis política y social del país, como consecuencia, en el caso de Gaitán, de la aparición de una clase dirigente, que aferrada al poder, impedían el progreso social. En el de Galán, de extraños agentes, que influenciados por el narcotráfico, se apoderaron de la política.

En el intermedio de Jorge Eliécer Gaitán y Luis Carlos Galán, la nueva era histórica de la Nación, después de la caída de la dictadura en 1957, vino la unión de los partidos políticos por el Frente Nacional y el reparto del poder para administrar al Estado. Fue así como los partidos se convirtieron en el blanco de la corrupción política y administrativa, y más tarde, del narcotráfico. Se arreció la violencia, mientras el ideario partidista agonizaba. Los caciques y gamonales no tuvieron otro camino que implantar la compra y venta del voto, como un efectivo instrumento de ganar las elecciones, en alianza con los grupos al margen de la ley y el narcotráfico. El pueblo se desencantó de participar políticamente. Entonces, el mercantilismo se apoderó de las urnas y corrompió el sistema electoral.

Gaitán, creó su propio movimiento político, lo mismo que lo hizo Galán al fundar el movimiento Nuevo Liberalismo en 1979, al considerarse heredero de lo que ha sido el Partido Liberal en la vida del país como vocero del pueblo y sincero representante del espíritu democrático. Gaitán, se enfrentó a la élite liberal y conservadora que buscaba perpetuarse en el poder, por su parte Galán, cara a cara al poder oscuro y criminal del narcotráfico. Gaitán se opuso a la corrupción política de la oligarquía que había permeado al Estado, y Galán al poder del narcotráfico que había comprado todo, penetrado la política y se había adueñado de sus decisiones.

Gaitán, cambio los tradicionales vivas al partido liberal que se gritaban en las convenciones y en las plazas por tres fuertes: Pueblo: ¡por la restauración moral y democrática de la república! ¡A la carga! Pueblo: ¡por la derrota de las oligarquías! ¡A la carga! Pueblo: ¡por vuestra victoria! ¡A la carga! Cuando se olvidó el mensaje gaitanista, Galán, impuso la costumbre de terminar sus oraciones políticas con la frase compuesta de seis palabras: ¡Siempre adelante, ni un paso atrás! Gaitán, aferrado a sus ideas, atacó a las maquinarias políticas y Galán, hizo lo mismo. Gaitán, tenía como finalidad la restauración moral y democrática de la república y Galán, refiriéndose a la búsqueda de la presidencia de la república, iba detrás de una nueva sociedad. Al igual que pasó con las ideas de Gaitán que fueron sepultadas, las de Galán también.

Lo triste de toda esta historia es que el crimen de Gaitán quedó impune. El de Galán, hasta hoy, igualmente. Es vergonzoso que los personajes de la vida nacional que han desempeñado el cargo de Fiscal General de la Nación, no hayan cumplido con el mensaje de investigación exhaustiva y llevado a la cárcel a los autores intelectuales de este último magnicidio. Se reabre el proceso de Galán, horas antes de cumplir veinte años y prescribir, en medio de la incertidumbre y la falta de luz que alumbre la inteligencia de la justicia.

POSDATA: Como homenaje a Luis Carlos Galán, se repiten sus palabras: “A los hombres se les puede eliminar, pero a las ideas no.”

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Design by Radium | Bloggerized by Radium