COMPROMISO: RESCATAR AL DEPARTAMENTO
Por Édgar Vergara Figueredo
No se puede dejar morir al departamento como entidad territorial de nuestra organización descentralizada y desconcentrada. Algunos, han perdido importancia y dinámica en el ámbito regional porque ciertos dirigentes se han apoderado de ellos, los han politizado y convertido en entidades excluyentes. Dado el poder voraz que han ejercido, los han puesto exclusivamente al servicio monopólico de sus intereses personales y el de sus amigos. La mayoría, que hace parte del territorio Caribe, está en esa situación deplorable. El de Córdoba no puede seguir siendo propiedad privada. ¡Habrá que reconquistarlo! Positivamente, con el voto en el mes de octubre.
Sobre aquellos gobiernos departamentales que están en la inercia administrativa y perdieron su horizonte a consecuencia de la corrupción, existe el compromiso ciudadano de rescatarlos de la quiebra moral. Lo correcto es por el camino más corto, mediante el ejercicio democrático del voto, elegir buen gobernador, con el fin de que el ente territorial vuelva a cumplir con su concreta misión básica de planificar y promover el desarrollo económico y social dentro de su territorio. En el caso de Córdoba, la propuesta es válida, si verdaderamente queremos que el rumbo del presupuesto sirva como instrumento protagonista del gasto social y productivo, a menos que pensemos distinto y la voluntad mayoritaria sea la de que el gobierno continué en poder manirrota.
Se sabe que esta entidad territorial, tiene entre otras atribuciones, las de promover, financiar o cofinanciar proyectos nacionales, departamentales o municipales de su interés y prestar asistencia a los municipios para el ejercicio de sus competencias. Hay frentes descuidados, como la seguridad y la convivencia ciudadana, que podrían hacer parte de un proyecto participativo. Esto sin menoscabo de la práctica de las competencias de manera independiente y en sus propios campos, pero que cuando son compartidas se ejercerá de manera armónica. La normatividad vigente (art. 95 de la Ley 489 de 1998), permite que las entidades públicas, entre las que está el departamento, puedan asociarse con el fin de cooperar en el cumplimiento de funciones o de prestar conjuntamente servicios que se hallen a su cargo, mediante la celebración de convenios.
Esta norma la complementa la Ley 677 de 2001, para acuerdos interinstitucionales con municipios, que tengan que ver con la construcción de infraestructura física y desarrollo de servicios públicos. El artículo 74 de la Ley 715 de 2001, le asigna al departamento funciones de coordinación, complementariedad e intermediación entre la Nación y los municipios. Lo importante del modelo de cooperación es su finalidad fundamental, que es garantizar la disminución de los gastos de funcionamiento y la racionalización de los procesos administrativos de las entidades asociadas.
Desde este punto de vista, el departamento que es una entidad con muchas funciones que no viene realizando, dado que algunas, se han refundido en pequeñeces y reemplazadas por otras de menor importancia, ha dejado un vacío que es la demostración de la desidia de ciertos jefes que ha tenido la administración. Con una nueva visión de su papel, es una buena intención redoblar la confianza en la gestión departamental y el gobernante futuro poner su energía, con el fin único de ayudar a superar el momento difícil, al término del cual podríamos ver el resultado positivo de la dinámica de los recursos financieros puestos verdaderamente al servicio de la comunidad. En Córdoba, se necesitan: cambio de mentalidad gubernamental y proceso de reingeniería en la estructura presupuestal que modifique la tendencia tradicional de hacer siempre lo mismo. ¿Habrá revolcón?
POSDATA: Con acierto el filósofo alemán Johann G. Herder, expresó: “Para la política el hombre es un medio, para la moral es un fin”
