¡EN QUÉ ANDA EL MINISTRO!

Por Édgar Vergara Figueredo

Zapatero a tus zapatos, le diría cualquier ciudadano al Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural. Anda en campaña en pro del No Despeje. Lo vimos por muchos lugares del país con la camiseta puesta. Eso está bien, para el Ministro del Interior y Justicia, si es una política del alto gobierno y delegada por el Primer Mandatario de la Nación. Pero para el de Agricultura, esa no es la misión análoga de su Despacho como tampoco tiene la delegación correspondiente. No es un comentario sin importancia ni menos para incomodar al autor de la campaña, es de sumo interés para todos a fin de mantener el equilibrio entre los ministros, teniendo en cuenta que si un alto funcionario se sale de casillas por su propia cuenta, nadie podrá detener al resto de la tropa.

Los ministros tienen oficio definido, cada uno lo ejerce en su frente de actividad porque así está consagrado en la ley. Para el caso concreto, no se encuentra ningún inciso de artículo ni parágrafo de la Ley 489 de 1998 (que define las funciones de los ministros), la asignación de tareas distintas a las propias legales que le corresponden al cargo. Sencillamente, con la camiseta del No Despeje, el susodicho ministro realiza funciones que veríamos con buenos ojos si se pone desde ya frente a una candidatura presidencial. Como ministro estrella (para algunos) tiene la senda despejada para ascender al primer cargo de la nación, en tanto no le salga una pollera con más luz que alumbre la calzada.

No es cierto que esté tan desocupado como para entregarse a un hobby remunerado por el gobierno con cargo a los impuestos que pagamos los colombianos. No basta con exhibir un cheque con que ha pagado el valor de de las túnicas ya que esto no lo exime de su intención política. Lo gravísimo hubiera sido que el costo del mandado lo hubiera cargado al presupuesto de su oficina. Es posible que la orden de entregarse a esa campaña saliera del Palacio de Nariño, pero esto no ha ocurrido. Para evitar este tipo de desbordamiento, está señalada claramente la extralimitación de funciones, que es una cortapisa que pone la Constitución Política a los funcionarios públicos.

Sin duda, el sector agricultura es quizás el que mayores problemas sin solución tiene. Y el ministro, parece que descuida su atención por andar por dónde no debe andar. La carne sube y sigue subiendo como la papa se pudre, en tanto el director del sector deambula por rutas que nada tienen que ver con la trepada y la pérdida de los agricultores. Estamos en un Estado organizado por la Carta y las leyes, en el cual los cargos públicos solo existen si tienen funciones definidas. Hasta ahora el de ministro de agricultura no está vacante y tiene una persona cuyo deber es dedicarse a su atención sin que otra finalidad lo distraiga. En una Nación, como Colombia, tan compleja y con cantidades de problemas a la vista, ningún ministro podría darse el lujo de estar de francachela.

Cuando este alto funcionario del Estado cumple oficio desemejante al definido para el cargo desempeñado o la vanidad lo ha inflado, es posible que haya llegado su punto final del estado de incompetencia; lo que en este caso se aconseja, es el retiro voluntario, antes que llegue el desgaste definitivo o el desprestigio. Esta situación extrema es inherente al hombre cansado, que en vez de ser buena es dañina para la imagen gubernamental. Si lo que busca el ministro con la cruzada es preparar la presidencia de la república, la mejor elección es lanzarse desde ya al agua. Por lo menos, así sabemos en qué anda el ministro. Cierto es que está dada la coyuntura para que este agente indómito satisfaga la aspiración presidencial. ¡La puerta está abierta!

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