INCERTIDUMBRE SOBRE PLANES DE DESARROLLO

No quería volver al mismo tema de la semana anterior, pero las circunstancias del momento me obligan a retroceder y poner de presente a los planes de desarrollo. Con dos puntos abro el debate.

PRIMERO: Sale a relucir la mala costumbre de ciertos políticos de mi tierra: la de tergiversar. No entienden cuando leen: gravísimo problema. El concejal de Montería Daniel Márquez González me replica sin motivo (El Meridiano, 19 de mayo, p. 3A). A renglón seguido de la declaración que él entregó al periódico, ese mismo día una noticia de El Meridiano me da la razón: no hubo aportes de la mayoría de los concejales, apenas se reconoce la labor de tres (entre éstos no está él), y nada más.

Señor Concejal: no hay necesidad de ir a pedir información al Concejo para saber lo que allí pasa. El concejo no es una residencia privada, es una entidad pública donde nada se puede ocultar. La opinión expresada en mi columna semanal se fundamentó en los testimonios publicados diariamente en la prensa escrita y hablada y por la voz del pueblo. Para comprobarlo, basta que el Concejal verifique la información aparecida en este mismo diario el pasado lunes 12 de mayo, p. 3A (fundamento de mi escrito) para darse cuenta que en las sesiones convocadas para el trámite del plan de desarrollo, hubo total ausencia de la mayoría de los concejales y poco debate. Le recuerdo a mi contestatario que un plan de desarrollo no puede aprobarse a pupitrazos. Es un documento que necesita el examen sereno, diligente, acucioso, responsable, acicalado, reformista, reflexivo y coherente. El procedimiento de aprobación del plan se surtió sin este rigor.

Pues su importancia radica en la calidad de su conformación que concluye con el estudio, análisis y aprobación por parte del Concejo. Un debate al proyecto del plan de desarrollo municipal era indispensable para asegurar su calidad, y luego en su ejecución: entregar beneficios a la ciudad y a sus habitantes. Faltó compromiso político. De esta manera el plan aprobado puede resultar un mamotreto sin incidencia social, económica y humana para la comunidad monteriana. Para lectura de los visionarios el tamaño del libro aprobado es suficiente. Pero la crisis que vive la ciudad y su diagnóstico, necesitan otra terapia, hay: pobreza y hambre, desempleo, falta de vías urbanas, inseguridad y deficiencias en sus servicios básicos de salud, educación y vivienda.

SEGUNDO: Vuelve y juega la gobernadora. Regresó después de unas vacaciones obligatorias. Con ánimo de dientes para afuera. Aparenta fortaleza frente a quienes están convencidos de su inhabilidad para ostentar el cargo de primera mandataria del departamento. Ahora asume con una bandera: el plan de desarrollo departamental. Ciertamente, el plan se había olvidado, porque debió presentarse a la Asamblea de Córdoba durante los primeros cuatro meses del año y a más tardar el 30 de abril que acaba de pasar. Después de ese 30 de abril, su presentación resulta contraria a lo señalado por la Ley 152 de 1994.

Por el lado jurídico, no es viable que hoy el plan de desarrollo del departamento de Córdoba sea presentado a la Asamblea. La atribución de esta corporación se perdió, fue atrapada por la ineficiencia administrativa del despacho del gobernador de turno. La Asamblea tenía un mes para discutirlo y aprobarlo y vencerá el próximo 31 de mayo. Lo cierto es que por la omisión de su presentación oportuna alguien tendrá que responder ante las autoridades disciplinarias y administrativas del orden local y nacional.

POSDATA: Presente para la ocasión es el pensamiento del escritor francés Albert Camus: “El éxito es fácil de obtener, lo que es difícil es merecerlo.”

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