MÁS ALIMENTOS QUE OTRA COSA

Una noticia mala para los consumidores y especialmente para la mayoría de pobres la que entregó el Departamento Administrativo de Estadística (DANE) al finalizar el mes de mayo: los precios aumentaron en un 0.93%. El promedio de aumento mensual de la anualidad anterior (junio 2006-mayo 2007) fue de 0.519 y la del periodo junio 2007 a mayo 2008 fue de 0.532. De la comparación de estos dos ciclos se determina un incremento anual de precios del 2.5%. Así, se concluye que el comportamiento de mayo último es elevado respecto a lo que venía registrándose mensualmente durante los últimos 24 meses anteriores, lo que también permite colegir que se presentó un aumento del costo de vida entre un año y otro. O sea que la inflación está galopante.
Lo grave del asunto es que el crecimiento de los precios de los alimentos fue el motor que impulsó el resultado mensual de 0.93%, lo cual, por su magnitud, tuvo una incidencia notable en los ingresos personales de la generalidad poblacional al representar mayores desembolsos para atender el pan de cada día y como consecuencia inmediata una merma del ingreso familiar para los otros menesteres cotidianos. Como un ejemplo, durante el último año: por encima del 25% de incremento anual se treparon la papa, las hortalizas y legumbres, los aceites, las pastas secas y las grasas. El pan, los cereales, la carne de cerdo, el plátano y el arroz se ubicaron sobre el 15%.
No es para alarmarse, pero sí es un aviso de que algo está pasando: a simple vista los alimentos escasean frente al ritmo del consumo doméstico, a pesar de que ciertas autoridades atribuyan el alza de mayo a la temporada de invierno. Lo cierto es que la oferta de alimentos no responde a la sostenibilidad de su demanda, a pesar de que muchos de los productos que aumentaron de precio no se originan en las tierras inundadas por las lluvias en los últimos dos meses. Si bien en el mundo faltan alimentos y el fenómeno se atribuye al aumento del consumo en países como China e India, al calentamiento del planeta, a la sustitución de la producción de bienes alimenticios por la de bienes para uso biocombustibles, al incremento del precio del petróleo y a la especulación, Colombia no está preparada para atender ese eventual pronóstico y simultáneamente el reto.
En Roma, con motivo de la Cumbre sobre Seguridad Alimentaria, organizada por la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), el tema central es el crecimiento del hambre en el mundo. El director de la FAO reclama medidas urgentes para producir más alimentos y además les pide a los países ricos ayudas para la agricultura. Hay que recordar que la escasez de alimentos afecta a todos, pero en particular a los pobres y a los niños y niñas que crecen con la epidemia de la desnutrición. Pero los gobiernos de los países en desarrollo tendrán que considerar a la producción de alimentos como una prioridad. Colombia no puede esperar la migaja de los gobiernos ricos; es un asunto del cual tiene que apropiarse el país, incluirlo como programa dentro de los planes de desarrollo nacional, departamentales, distritales y municipales. Distinta es la situación de las naciones pobres que esperan el auxilio de los opulentos y merecen esa ayuda.
Es la hora coyuntural oportuna para que al Ministro de Agricultura de Colombia se le pida: que informe sobre la política pública de Colombia destinada a mantener un ritmo de elaboración agropecuaria suficiente para cubrir la escasez futura y las medidas de garantía de estabilización de precios, de tal manera que no haya desequilibrio entre oferta y demanda y se eviten las alzas bruscas en épocas de vacas flacas, como ahora se está observando. De este modo, se necesita una respuesta técnica (no politiquera) ministerial, ya que la falta de provisión alimentaria conlleva a la fecundación de la pobreza y la miseria.
POSDATA: Remedando al economista Jeffrey Sachs: Si los pobres son pobres porque son perezosos o porque sus gobiernos son corruptos, ¿en qué podría contribuir la sociedad y el mundo civilizado?