FUTURO DE LA RECUPERACIÓN FINANCIERA

Como la tempestad financiera no ha pasado, el mercado bursátil mundial sigue su curso turbulento, sin que se pueda pronosticar una estabilidad cercana. Es posible que la onda cíclica de la crisis sea más larga de lo que pensamos y hasta se convierta en recesión. En principio, las grandes potencias tomaron medidas de emergencia, todas en el mismo sentido, inyectar dinero líquido para la recuperación bancaria. Esa confianza en el futuro, se concretó gracias a la movilización de presidentes de los gobiernos del mundo, empezando por Estados Unidos y seguido por los países de la Unión Europea. Así como la crisis se va engendrando como el pollo en el huevo, la recuperación es un asunto de fe y de esperanza que hace que las aguas vuelvan a su nivel anterior.
Se prevé que la entrega de recursos públicos, mediante la compra de acciones y préstamos a los bancos, no va ser tan gratuita para sus propietarios, pues tendrán que hacer un esfuerzo para cambiar las costumbres torcidas en el manejo de los negocios. Pues hay que entender que la entrega de recursos públicos que emerge del bolsillo de los contribuyentes, debe ser recompensada y entender que la plata recibida no es gratuita, porque obligatoriamente tiene que volver a las arcas públicas con beneficio para los que pagaron impuestos. No es justo que el sacrificio de los contribuyentes no sea retribuido, como sucedió en Colombia con el impuesto a las transacciones bancarias, el cual se utilizó para la crisis financiera del pasado y se mantuvo como fuente financiera presupuestal, y nunca volvió al saco de los contribuyentes.
La crisis mundial ha servicio hasta para repensar el modelo propio del capitalismo rampante y estudiar soluciones para aumentar la presencia estatal en el capital de las corporaciones. En Alemania hasta se anuncia nacionalización de muchos bancos, lo que podría dar lugar a revivir decisiones sobre participación estatal en entidades financieras, cuando aquí en Colombia hemos invertido la idea vendiendo los bancos públicos. Lo que queda claro de todo esto, es la solidaridad con la crisis norteamericana, entendiendo que ningún país está blindado ni seguro de no ser afectado por la quiebra del sistema financiero más grande del universo. En este momento las medidas se dirigen a recobrar la confianza en el sistema financiero y en las propias decisiones que se tomen para encarrilar la economía mundial.
O sea que la crisis ha dado lugar a serios replanteamientos por parte de quienes controlan el crédito internacional. Pues es un hecho que la ayuda de la acción estatal no está sola, porque ha recibido el respaldo de los principales banqueros internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Este es un buen indicador para el mundo, además de estar globalizado, según las reglas de la Organización Mundial del Comercio, los tratados y el proteccionismo, ahora la banca internacional está lista para consolidar el manejo del sistema financiero y económico universal.
Evidentemente la crisis va a tocar a los países de América Latina, situación preventiva que abre la puerta para poner en marcha una fórmula similar a la surgida en el resto del planeta, consistente en poder contar con la ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR). Ya tienen listo un paquete de recursos calculado en 9.300 millones de dólares para atender la emergencia. En este caso, los Estados de la región deberán prepararse antes de pensar en el endeudamiento, entendiendo que la previsión es necesaria para evitar que las repercusiones los lleven a recurrir a la oferta de los bancos citados que atienden los requerimientos de préstamos de la región.POSDATA: Es posible que en esta crisis haya un Jesse Livermore de 1929. Éste, “sacó una pistola, se la levantó en la frente y apretó el gatillo; murió instantáneamente; tenía setenta y tres años.”

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