A LA BUENA DE DIOS

Los hechos violentos acaecidos en el territorio del departamento de Córdoba agudizaron el grave problema de orden público, lo que llevó a la indefensa ciudadanía, a los medios de comunicación y a las autoridades locales a solicitar al gobierno nacional su intervención. Intervención, que pudo consolidarse gracias a que se tomaron medidas de carácter militar necesarias con el fin de buscar a los autores de los delitos a través del “Plan Troya”. Se espera un resultado positivo al control de la delincuencia. El tiempo lo dirá. Pero el mal no es posible extirparlo totalmente de la región mientras su origen sea la existencia de grupos armados ilegales sostenidos por el narcotráfico y el lavado del dinero sucio de la misma procedencia. Esa estructura no puede permanecer viva.

A propósito de la grave situación de inseguridad por la que atraviesa el departamento de Córdoba, el caricaturista Vladdo en la revista “Semana” la ilustra, construyendo una valla en la cual se lee: “A la buena de Dios. Departamento de Córdoba. ¡Bienvenidos! ¡Atención! Debido a los lamentables hechos violentos de los últimos días, el Ministerio de Defensa está adelantando una intensa campaña de oración. Favor colaborar con las autoridades militares y eclesiásticas.”

La interpretación de la caricatura de Vladdo tiene muchas caras. Denota el abandono del departamento por parte del gobierno nacional, la debilidad del Ministerio de Defensa en materia de seguridad y paz ciudadana y la oración como único instrumento para la protección de sus habitantes. Es la parodia mediante la cual se engaña al pueblo inerme.

Los habitantes de Córdoba son los que sufren las consecuencias de la violencia, pues han sido estigmatizados por lo que sucedió en el pasado, al generalizarse la creencia de una connivencia ciudadana con los paramilitares. Lo que es un error. Es cierto que aquéllos que se beneficiaron del pacto entre ariscos políticos y personas con paramilitares y con sus negocios, que finalmente irrigaron el territorio de sangre y asesinatos, fueron autores intelectuales del hecho. De ese terrible escenario quedó la condena por la justicia de esos políticos y ciudadanos colaboradores del crimen organizado. Y la gente decente de Córdoba nada tuvo que ver con esas acciones facinerosas.

Todo parece que lo sucedido no es suficiente para el escarmiento. Hoy se señalan a varios municipios de nuestro departamento, entre los que se encuentran Montería, Montelíbano, Tierralta y Puerto Escondido (aunque hay más), como puntos escogidos por las bandas criminales (herederos del paramilitarismo), a fin de elegir mañosamente autoridades territoriales. Es pertinente que las organizaciones del Estado que tienen a cargo la seguridad de las personas, del proceso electoral y de la seguridad del propio Estado, revisen las andanzas de aquéllos ciudadanos que estuvieron en el pasado muy cerca de esos grupos armados ilegales o que dejaron alguna sospecha de haber hecho pactos con ellos. En caso de no hacerlo, se presagia desde ya un futuro negro que empañaría el proceso electoral del próximo mes de octubre.

POSDATA: Para que no se repita la mala historia hay que atender al filósofo francés Montesquieu: “Los malos ejemplos son más dañoso que los crímenes.”

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