No se columbra que todos los elegidos al Congreso de la República por
el voto popular en marzo del año entrante vayan a ser los mejores hombres y
mujeres de la patria. El voto en blanco es una opción de los indignados y abstencionistas,
puesto que vale. Se ha visto que hoy los jóvenes y un gran sector ciudadano
están hambrientos de una salida política en busca de nuevos líderes que sean
capaces de reconstruir la sociedad y poner en marcha las soluciones de los
problemas nacionales. De antemano se sabe que en las listas de candidatos de
los partidos que se presentarán en las elecciones de marzo de 2014 hay personas
capaces y decentes, pero también hay en esas mismas nóminas escoria con un
pasado y presente color oscuro.
Si nuestra democracia constitucional permite a los ciudadanos elegir y
ser elegidos, también les da libertad de escoger a los mejores candidatos para
que sean sus representantes en el Congreso. La abstención ciudadana no presta
ningún servicio al mejoramiento democrático, más bien sirve para que los
corruptos ganen las elecciones mediante la compra de votos, o suban, negociando
con las prebendas que sacan de los presupuestos públicos.
El voto en blanco es “una expresión política de disentimiento o inconformidad, con
efectos políticos” y “constituye una valiosa expresión del disenso a través del
cual se promueve la protección de la libertad del elector.” El parágrafo
primero del artículo 258 de la Constitución Política introdujo el voto en
blanco como alternativa política y el artículo 38 de la Ley 1475 de 2011 creó
un procedimiento efectivo, con ventaja, al darle vida a los grupos de
ciudadanos que quieran promoverlo en las campañas para cargos o corporaciones
de elección popular y primera vuelta de presidente.
Si bien la norma constitucional no tuvo una divulgación
pedagógica suficiente, igualmente la ley 1475 ha resultado huérfana a pesar de
cumplir ya dos años de vigencia. Apenas se observan mensajes en las redes
sociales que están promoviendo el voto en blanco y también apenas ahora
empiezan los electores a considerarlo como una alternativa fundamental en la
vida democrática de la Nación. Pero falta más: que la participación de la gente
que está disgustada aumente en las urnas con el voto en blanco, teniendo como
finalidad que si se constituye en mayoría absoluta se repetirá la votación.
Y es una posibilidad para un gran sector de colombianos que
no está de acuerdo con la gestión de la mayoría de los actuales congresistas y que
aspiran nuevamente a la reelección, o con los nuevos candidatos que figurarán
en las listas de los partidos políticos y los postulados a la presidencia de la
república. El voto en blanco es una manera de salir a votar antes que quedarse
en la casa el día de elecciones. Difícilmente se podría construir social y
políticamente el país, que ha sufrido la violencia de izquierda y de derecha y
la corrupción, sino se depura la actual clase política que es la encargada de
hacer las leyes de la república.
POSDATA 1: Precisando, el filósofo norteamericano, autor
de la desobediencia civil, Henry David Thoreau, expresó: “Todo hombre que tenga más razón que sus
vecinos ya constituye una mayoría de uno.”
POSDATA 2: ¡El colmo! Hasta
donde han llegado algunos negociantes, ahora se inventaron “tour de pablo
escobar”. Supuestamente para que los incautos que se apunten al paseo de cuatro
días conozcan las principales aventuras, incluida su tumba, del criminal más
grande que ha tenido el país. La mayor honra a nuestra patria y solidaridad con
las víctimas de ese malhechor es despreciar la oferta y no caer en la trampa de
los mercantilistas que se irían a lucrar de esa despreciable estafa fundamentada
en la criminalidad.
(20-12-13)