Es bastante decepcionante para los
colombianos lo que sucedió con el paro armado promovido por el clan Úsuga el
pasado jueves 31 de marzo y anunciado de antemano. La gente de los
departamentos de Antioquia, Bolívar, Córdoba, Chocó, Norte de Santander,
Santander y Sucre fueron los más afectados por el pánico.
El gobierno y sus ministros del Interior y
Defensa desatendieron la amenaza. Tras el hecho la respuesta del gobierno fue
tan lánguida que el propósito de los bandidos se ejecutó, ya que la población
se sintió viviendo aquellos días en que este territorio era dominado por
guerrilleros y paramilitares.
EL Estado tiene el monopolio de las armas.
No hay lugar a que sea vencido así sea por un minuto. Hubo improvisación para
atender la situación de incertidumbre y los criminales ganaron en un minuto. La nación no está en
paz, la paz que pregona el presidente Santos se refiere a lo que resulte del
acuerdo con el grupo guerrillero de las FARC en La Habana o con el iniciado del
ELN.
La verdadera paz de Colombia está en la aplicación
de la justicia social y la seguridad. Los movimientos de trabajadores y del
país no político (nacional), están empeñados en la materialización de políticas
sociales y económicas que mejoren el nivel de supervivencia de los colombianos sin
pobreza y miseria. La inseguridad trastorna el sentido de la vida.
Menos robo de plata del Estado nacional,
departamental, distrital y municipal. En todos los ámbitos públicos saquean las
finanzas. Los barrios de las ciudades y pueblos se llenan de nuevos ricos cargados
de dinero mediante el pillaje. Es común que el congresista, el ministro, el gobernador,
el diputado, el alcalde y el concejal, luego de haber prestado servicios salgan
acaudalados y lo mismo sucede con el
contratista del sector público. Aún hay excepciones en ciertas circunstancias.
A falta de una administración de justicia
eficaz y oportuna, la corrupción política y administrativa viene creciendo a
paso monumental, sin que los dirigentes políticos y las cabezas de las ramas
del poder público hayan promovido con seriedad y sentido patriótico la gran
reforma que necesita la nación en esta materia. Seguimos en lo mismo porque los
corruptos siguen oponiéndose a la restauración moral de la república.
POSDATA: Es inverosímil que el director de la Corporación para la
Paz y el Desarrollo Social, Fernando Quijano, haya promulgado que “los
empresarios de todos los tamaños saben el poder que tienen los gaitanistas”,
refiriéndose al clan Úsuga (El Espectador, 01-04-16). Nada de gaitanistas
tienen estos malhechores.
TE DESTACAMOS: El fiscal general de la nación(E) Jorge Perdomo nos
sorprendió: 7.000 delincuentes conforman las Bacrim y 7.000 están encarcelados,
además dijo que hay 50.000 desparecidos en Colombia.
(08-04-16)