LA OTRA CARA DE LA MONEDA

Desde la cúspide del poder, la mayoría de los funcionarios públicos, sin el menor escrúpulo y contra la ley, se burlan de los ciudadanos. Es buena hora para abrir un debate sobre las funciones que tienen las cooperativas de ahorro y crédito y sus excesos. Se convirtieron en un dolor de cabeza para la gente de menos ingresos. Un caso documentado, es ejemplo de la manera como ellas manejan las relaciones con aquellas personas que tienen necesidades de plata y recurren a sus servicios.

El expediente de la afectada está conformado por cientos de folios. La trama es la siguiente: La persona reclamante es pensionada, devenga una mesada equivalente a un salario mínimo mensual. Por necesidades personales tuvo que recurrir a una cooperativa la cual le concedió un préstamo por $3.000.000, a abonar en cuotas mensuales durante 36 meses. Al terminar de pagar, sumó y sumó todo lo que le había cobrado y en total canceló $6.098.024.

O sea que le cobraron a la deudora, por intereses y otros conceptos la suma $3.098.024, más del 100% del capital prestado. En otros términos, pagó más del doble de lo que le había prestado. Frente al hecho, hizo varios reclamos a la cooperativa, pero sin resultado.

Llevó su caso a la Superintendencia de Economía Solidaria, entidad encargada de ejercer la vigilancia e inspección de las cooperativas, pero la Superintendencia se declaró incompetente para iniciar la investigación que había solicitado la afectada. Como hecho insólito la mandó a la justicia penal. Algo que resulta cómplice con la conducta de los directivos de esas cooperativas que se inventan vericuetos para tumbar a sus clientes.

Luego, mediante derecho de petición del 3 de febrero de 2016, recurrió al Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, para que revisara su caso y actuara, teniendo en cuenta que él tiene la función de vigilar la conducta de quienes desempeñen funciones públicas, puesto que la señora Superintendente y sus delegados estaban sometidos a su jurisdicción disciplinaria, o sea que el Procurador tenía competencia para investigar y resolver el caso planteado.

A pesar de que el Procurador Ordóñez tenía 15 días para responderle; sin embargo, no hubo respuesta dentro del término fijado por la ley. Después de 6 meses, el 16 de agosto de 2016, la Procuraduría Primera Delegada para la Vigilancia Administrativa, le manifiesta a la pensionada que la queja ha sido remitida por competencia a la Procuraduría Primera Distrital de Bogotá. Dos meses después, la Procuraduría Primera Distrital de Bogotá, le informa a la interesada que el expediente que tuvo inicio en la queja que ella presentó al Procurador Ordoñez fue remitido a la Superintendencia de Economía Solidaria. 


POSDATA: Y colorín colorado este cuento aún no se ha terminado. La señora pensionada fue esquilmada por la cooperativa, burlada por el Procurador y despreciada por los demás procuradores.

(02-12-16)

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