CONTRA LA ROBADERA

Los tres grandes problemas que perciben los colombianos son la corrupción, el desempleo y la delincuencia, según encuesta. Si los ciudadanos no quieren que haya robadera de impuestos, tienen que meterse de lleno a combatir a los corruptos. En buena hora la senadora Claudia López, promueve una consulta popular anticorrupción, cuyo objetivo es conseguir mediante las urnas, una votación cuantiosa que respalde un propósito nacional de acabar con el mayor flagelo que atenta contra el progreso de la nación.

¡No aguantamos más! Nos acostamos y al levantarnos, de inmediato, aparece el nuevo denuncio de algún escabroso asalto al tesoro público nacional o local, ejecutado por funcionarios oficiales que se alían con el sector privado para timar. Hace poco se robaban $22 billones anuales, ahora el contralor general de la república, Edgardo Maya, calcula la pérdida de recursos públicos en $50 billones (elpais.com.co). Suma que se acrecentará en caso de que no seamos buenos patriotas para atajar la caterva, convertida en importante cuando se trata de robar.

La ley 1474 de 2011 ha sido insuficiente para quebrar el hurto. La legislación de contratación tiene mucha falencia, intencionalmente preparada con normas de fácil adecuación al delito y  amparar al pillo profesional. Otros intentos de legislar para acabar con la corrupción se han frustrado en el congreso de la república. La corrupción florece con la reelección de los congresistas, diputados y concejales y sus parientes, incluido el reparto de dinero a los miembros del congreso por parte del gobierno nacional. Sin desconocer los huecos que tiene la legislación electoral por donde se meten los delincuentes para llegar a las más altas esferas de la política.

La debilidad de la legislación penal, de la administración de justicia y de los órganos de control, le facilitan al caco el camino para que se apodere de la plata pública. Apenas el 25% de los condenados por corrupción pagan detención intramural. Desde luego, con todas las garantías: buena comida, licor, parrandas y mujeres dentro del penal. En un reciente informe sobre contratación pública, la Auditoría General de la República advierte que el 83 % de los contratos en las regiones (departamentos y municipios) se entregan a dedo. O sea al mejor recomendado del político dueño de la gobernación o de la alcaldía. 

Las contralorías departamentales, distritales y municipales se convirtieron en entidades cómplices de la corrupción. En un ambiente alejado de honestidad, no es técnico que en cada capital y departamento exista una contraloría. Muchos de quienes hoy ostentan ese cargo, son personas desechadas por su bajo nivel de transparencia pública, al tener como pasado un inventario de oscuro proceder. 


POSDATA: Hasta el contralor general de la república, Maya, ha recomendado la liquidación de las contralorías regionales, puesto que resultan coautores de la corrupción en ese ámbito. 

(03-02-17)

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