PARA COMER UN DÍA

“Si a un hombre se le da un pescado, se lo está alimentando por un día, pero si se le enseña cómo pescar, se lo alimenta de por vida” es la filosofía de Muhammad Yunus, quien acaba de recibir el premio Nobel de Paz. Este personaje de reciente visita al país fue el fundador del Banco de Aldea, difundido mundialmente como banco rural o de pobres, es una entidad financiera para conceder microcréditos a la gente pobre de Bangladesh.

Bangladesh, es un país que está situado sobre el Golfo de Bengala; tiene una extensión de 144.000 kilómetros cuadrados y una población superior a 145.000.000 de habitantes, con una alta densidad, equivalente a 1.023 habitantes por kilómetro. Es decir es una nación superpoblada, en comparación con Colombia que tiene 38 habitantes por kilómetro. Bangladesh ocupa el 139 puesto en materia de índice de desarrollo humano (IDH) y Colombia el 69. En Bangladesh el 82% de la población gana menos de 2 dólares, en Colombia es apenas el 22.6% del total. La expectativa de vida en Bangladesh es de 62.4 años, en Colombia de 71.9 años. El analfabetismo en Bangladesh afecta al 56.9% de la población, en Colombia apenas al 7.5%.

Otras estadísticas sociales y económicas ponen en ventaja a Colombia frente a Bangladesh, lo que permite establecer una diferencia notoria de un país a otro y explicar el impacto que podría producir en el conflicto social colombiano un proyecto con el horizonte de un banco para préstamos dirigido a los pobres como el de Yunus en Bangladesh. En nuestro país se han hecho ensayos de manera muy incipiente con resultados mediocres, pero hasta ahora ha faltado una política pública sobre la materia que pretenda utilizar el sistema de microcréditos orientado a la gente de los estratos bajos de la población con fines de crear empleo y aumentar la calidad de vida del hombre y la mujer.

Indiscutiblemente, la pobreza en Colombia (destechados, mendigos, desempleados, niños desnutridos, etcétera), tiene niveles altísimos y los resultados que han dado las metodologías aplicadas para medirla no han demostrado una disminución del flagelo, como tampoco haya evolucionado para decir que el indicador esté mejorando. Está latente y se ha acelerado como consecuencia de la violencia y del desplazamiento de los campesinos a los centros urbanos. El Estado se ha preocupado más por la tarea de atender a los desplazados en las ciudades que buscar el camino correcto para que éstos vuelvan al campo. La situación en cambio se ahonda, veíamos una solución cerca con el desarrollo del proceso de paz con los paramilitares, pero se aleja a falta de una inmediata reparación de las víctimas, cuestión que está en pañales.

El Gobierno Nacional se apresta a iniciar un programa denominado Red de Protección Social contra la Extrema Pobreza (RED), con una meta ambiciosa de sacar de la pobreza a 1.500.000 de personas y una inversión de $18.7 billones entre el año 2007 y 2010, pero con el riesgo que la plata se la roben los intermediarios de la politiquería nacional. Es un proyecto asistencialista, pero no se corresponde filosóficamente con el de Yunus. Mediante el programa colombiano se les dará a los beneficiarios un pescado para que coman un día, pero no se les enseñará a pescar para que coman toda la vida, que es lo fundamental. ¡Señor Presidente, se requiere de una política pública más audaz!

La pobreza ha sido un tema muy poco discutido entre los partidos políticos y tampoco en el seno del Congreso. No hay un proyecto constitucional o de ley que busque una salida a la encrucijada en que nos encontramos, a sabiendas que la pobreza destruye la familia, genera violencia y desmorona la sociedad colombiana, convirtiendo a esta última en la primera víctima del problema.

POSDATA: “La pobreza no es creada por la gente pobre. La pobreza la ha creado el sistema económico y social que hemos diseñado para el mundo”, sostiene Muhammad Yunus.

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