En comentarios anteriores relaté algunas impresiones sobre la vida y las relaciones sociales y económicas existentes en la república de Cuba, observadas durante las tres semanas que anduve recorriendo su territorio. Ahora me corresponde reconocer unos créditos que el pueblo cubano se merece, indistintamente del régimen que allí prevalece, entre los tantos está su constante lealtad para con el gobierno de turno y su lucha permanente y entusiasta de permanecer vigente en el concierto mundial e hispanoamericano, y con mucho valor defendiendo ciertos logros conseguidos, específicamente en el campo educativo, investigativo y de salubridad.
Incuestionablemente la oposición al sistema socialista existe entre los nacionales y no se oculta a pesar de todos los filtros que se han instalado a lo largo de la Isla para no dejar materializar ciertas expresiones que manifiestan el descontento. Hay que valorar el temple de su gente para continuar viviendo en un medio con muchas dificultades y después de todo defender el sistema sin contraprestación económica a la vista, pero la motivación se sustenta en el hecho de ser miembro y ayudar al partido de gobierno que respalda la gestión gubernamental.
La escasez de bienes y servicios es histórica después de cerrarse las puertas del comercio con la Unión Soviética, puesto que el mundo le dio la espalda al régimen de Fidel Castro en obediencia a la decisión del Imperio Norteamericano que así lo había señalado al inicio de la revolución de 1959. Eso tuvo incidencias políticas internas, que en vez de dividir a la Nación, consolidó una opinión pública favorable al gobierno que vio claramente la persecución de la potencia cuando implantó con todo el rigor el bloqueo comercial al país. La gente comprendió que al fin y al cabo el único perjudicado con la medida era el pueblo y cobró venganza.
Indudablemente, después de la caída de la URSS, el panorama cambió y se apoderó de la república una crisis que ha venido superándose con el establecimiento de relaciones comerciales con algunos países como Canadá y la Unión Europea; han neutralizado el efecto llevando capital y estableciendo sus negocios ―bajo las condiciones del Estado Socialista― con la creación de empleo. Sin embargo, las condiciones salariales son iguales para todos, no habiendo distinción entre empleado del Estado y de empresas extranjeras. Por otra parte, el turismo está recobrando la importancia que antes tuvo y hay que reconocer que está irrigando dólares y euros a todo lo ancho y largo del territorio insular, yéndose una corriente de estos recursos a las arcas oficiales y otra a la población a través de los pequeños negocios como los hostales familiares que son comunes y las propinas del turismo que circulan principalmente a través de las cadenas hoteleras y de restaurantes.
Frente a un Estado tan cerrado uno piensa que la melancolía es la característica del comportamiento humano local, pues no, el espíritu cubano es de un temple emprendedor y el hombre y la mujer no ocultan el deseo de vivir cuando tienen como bandera tendencias desarrolladas artísticas, en los campos de la música, la literatura y la pintura. Las escuelas son el símbolo de la revolución y los niños el impulso del carruaje educativo; han inculcado este paradigma en las aulas que va acompañado con el triunfo de sus héroes, que son aquellos hombres que lograron la independencia del imperio español, como Carlos Manuel Céspedes y José Martí y luego Fidel Castro de los Estados Unidos.
Es posible que el régimen socialista continúe, ya sea con Castro o con un sucesor, lo cierto es que se observa que la mayoría del pueblo cubano tiene asegurada la esperanza de una apertura que lo haga asequible a la vida capitalista que tienen otras naciones de Hispanoamérica, que la imagina con más provisión de bienes y servicios y mejores salarios para participar en un mercado que le permita mayor bienestar al que tiene hoy. El futuro no es tan fácil predecirlo. ¡Quedamos a la espera!
POSDATA: La gente en medio de todo acepta al filósofo holandés Benito Espinosa: “No llorar, no indignarse, pero comprender”.
Incuestionablemente la oposición al sistema socialista existe entre los nacionales y no se oculta a pesar de todos los filtros que se han instalado a lo largo de la Isla para no dejar materializar ciertas expresiones que manifiestan el descontento. Hay que valorar el temple de su gente para continuar viviendo en un medio con muchas dificultades y después de todo defender el sistema sin contraprestación económica a la vista, pero la motivación se sustenta en el hecho de ser miembro y ayudar al partido de gobierno que respalda la gestión gubernamental.
La escasez de bienes y servicios es histórica después de cerrarse las puertas del comercio con la Unión Soviética, puesto que el mundo le dio la espalda al régimen de Fidel Castro en obediencia a la decisión del Imperio Norteamericano que así lo había señalado al inicio de la revolución de 1959. Eso tuvo incidencias políticas internas, que en vez de dividir a la Nación, consolidó una opinión pública favorable al gobierno que vio claramente la persecución de la potencia cuando implantó con todo el rigor el bloqueo comercial al país. La gente comprendió que al fin y al cabo el único perjudicado con la medida era el pueblo y cobró venganza.
Indudablemente, después de la caída de la URSS, el panorama cambió y se apoderó de la república una crisis que ha venido superándose con el establecimiento de relaciones comerciales con algunos países como Canadá y la Unión Europea; han neutralizado el efecto llevando capital y estableciendo sus negocios ―bajo las condiciones del Estado Socialista― con la creación de empleo. Sin embargo, las condiciones salariales son iguales para todos, no habiendo distinción entre empleado del Estado y de empresas extranjeras. Por otra parte, el turismo está recobrando la importancia que antes tuvo y hay que reconocer que está irrigando dólares y euros a todo lo ancho y largo del territorio insular, yéndose una corriente de estos recursos a las arcas oficiales y otra a la población a través de los pequeños negocios como los hostales familiares que son comunes y las propinas del turismo que circulan principalmente a través de las cadenas hoteleras y de restaurantes.
Frente a un Estado tan cerrado uno piensa que la melancolía es la característica del comportamiento humano local, pues no, el espíritu cubano es de un temple emprendedor y el hombre y la mujer no ocultan el deseo de vivir cuando tienen como bandera tendencias desarrolladas artísticas, en los campos de la música, la literatura y la pintura. Las escuelas son el símbolo de la revolución y los niños el impulso del carruaje educativo; han inculcado este paradigma en las aulas que va acompañado con el triunfo de sus héroes, que son aquellos hombres que lograron la independencia del imperio español, como Carlos Manuel Céspedes y José Martí y luego Fidel Castro de los Estados Unidos.
Es posible que el régimen socialista continúe, ya sea con Castro o con un sucesor, lo cierto es que se observa que la mayoría del pueblo cubano tiene asegurada la esperanza de una apertura que lo haga asequible a la vida capitalista que tienen otras naciones de Hispanoamérica, que la imagina con más provisión de bienes y servicios y mejores salarios para participar en un mercado que le permita mayor bienestar al que tiene hoy. El futuro no es tan fácil predecirlo. ¡Quedamos a la espera!
POSDATA: La gente en medio de todo acepta al filósofo holandés Benito Espinosa: “No llorar, no indignarse, pero comprender”.