Le cayó el mundo a la FARC. A pesar de que Colombia entera siempre ha reprochado sus actividades, la cuestión se agranda. En este momento en que se liberan quince personas que se encontraban en cautiverio se reafirma la censura. La Organización de Estados Americanos (OEA), unida, también la arrinconó; al condenar el secuestro y pedir la liberación de todos los que quedan bajo su voluntad. De la misma manera, muchos países pertenecientes al mundo civilizado, reafirmaron el repudio a los actos violentos de esa organización, incluida la expresión del líder cubano Fidel Castro.
Después de todo, se reconoce la capacidad del Ejército y de sus comandantes, al poner en ejecución una sofisticada estrategia, y responder al anhelo nacional de liberar a los secuestrados en poder de ese grupo guerrillero. Es conveniente que el rescate por la vía militar se convierta en política pública, en tanto la guerrilla se obstine en seguir secuestrando, matando civiles y fomentando el terrorismo. Pese a lo riesgoso que es esa operación, se sustenta en el entrenamiento y la firmeza de las fuerzas militares, que comprometidas con su propia misión, pueden garantizar un buen resultado en el combate del delito.
Con todo lo sucedido por estos días, los más ocupados han sido los medios de comunicación que han excedido la bondad de los espacios de transmisión y la atención de los ciudadanos, para distinguir entre liberados de primera categoría y de segunda. La primera beneficiada ha sido Ingrid Betancourt (ahora más francesa que colombiana), al ser presentada redentora de todos los males. Algunos periodistas la endiosan y el paroxismo le pone imagen. Futura presidenta, la proclaman unos, y vicepresidenta otros. Hay euforia en la masa de los medios de comunicación que obran impulsados por sentimientos represados hacia quien personifica el dolor, lo cual se constituye en una trampa dañina sin beneficio patrio.
¿Qué tiene que ver una persona rescatada del secuestro con la capacidad necesaria para ser presidente de la República en este momento crucial? Yo diría, que poco. El encumbramiento en nada favorece a la persona que los informadores ponen como un símbolo de líder. Un individuo, después de tantos años de estar secuestrado, es una persona desinformada de todo, de la realidad política y social. Esa expresión sentimental frente a quien encarna el dolor, es propia del oportunismo y de la pasión por crear un símbolo de papel. Pero así son algunos, hasta paranoicos.
Los actos públicos conocidos, han llevado al Presidente Uribe a replantear la representación internacional para el acuerdo humanitario. Se descubrieron muchas cuestiones ocultas. A hechos, como el del presidente venezolano Hugo Chávez que no deposita confianza y el de Rafael Correa de Ecuador, hombre lleno de odio hacia Colombia y de rencor hacia nuestro Presidente, ahora se agregan los de los delegados de Suiza y Francia, los cuales aparecen más cerca de la FARC que de los colombianos. Bienvenida la decisión del Jefe del Estado de negociar en forma directa, lo cual evitaría la intromisión de otros países en nuestros asuntos internos.
POSDATA: El escritor francés Antonio Jay, trae a colación: “Un error mata a los pueblos; una sola verdad los resucita”
MEJOR LA NEGOCIACIÓN DIRECTA
