UNA ESPERANZA PARA MONTERÍA

No puedo arrojar al cesto de la basura la carta que me envió la Secretaria de Planeación de la Alcaldía de Montería. Aclararé los puntos controvertidos que dieron lugar al envío, como es mi obligación y con la diligencia del caso. Por estar atento al acontecer diario y como conozco la gestión de las últimas administraciones de la ciudad y su embrollo financiero y operativo, opino continuamente sobre su funcionamiento de manera imparcial.
El comentario incluido en la columna publicada el 16 de mayo pasado que provocó, en cumplimiento de su deber, la reacción de la admirada Secretaria de Planeación, se refirió a la pobre participación de la mayoría de los señores concejales en las sesiones convocadas para estudiar el plan de desarrollo, cuando se esperaba de cada uno de ellos un examen sereno, diligente, acucioso, responsable, acicalado, reformista, reflexivo y coherente sobre el plan presentado. Y en segundo lugar, al hecho de que la mayoría de los concejales de la coalición del Alcalde se había escapado de las sesiones de la corporación cuando se estudió el plan. Ambas afirmaciones son ciertas. (Fuente: Diario El Meridiano del 12 de mayo de 2008 p. 3A y publicaciones anteriores, y luego, confirmadas en la edición correspondiente al día 19 de mayo p. 3A.)
Siendo así, la opinión contenida en la columna fue objetiva basada en principios éticos del columnista. Escribo sobre lo que conozco para no incurrir en equivocaciones que luego podrían dar lugar a rectificarse, lo cual conduciría a poner en riesgo la credibilidad del juicio. No es mi costumbre callar. Me he identificado en originar comentarios en base a fuente segura para cumplir con el deber constitucional de observar la actuación de los servidores públicos de manera ecuánime. En el pasado pertenecí a la administración municipal de Montería como Secretario de Hacienda y sé lo difícil que es entenderse con el Concejo Municipal cuando allí se conjugan tantos intereses de partidos atomizados para no dejar trabajar. No obstante, está el poder del debate.
Le aclaro a la remitente que reconozco el esfuerzo de la Administración Municipal para elaborar el proyecto del plan de desarrollo en el ámbito administrativo y ciudadano, el cual se comprueba a través de la realización de muchas reuniones, como la activa Secretaria de Planeación me informa en la misiva. Esta acción fue imprescindible, es parte del trabajo de socialización del documento y es una labor que debe constar en actas que se hallan en los archivos de la respectiva oficina de la Alcaldía. Por supuesto, encontrarse a disposición de quienes quieran leer los contenidos hoy, o mañana cuando haya transcurrido el tiempo de ejecución del plan. Interesante sería conocer el testimonio de los participantes porque serviría para percatarse del aporte ciudadano al proyecto del plan, lo que es fundamental, y mostraría la aspiración del escenario social materializado en programas y proyectos en el susodicho plan. No dudo que así se hizo, cuando otrora se veía que era una comparsa de amigos aplaudiendo la expedición del mamotreto, lo cual condujo a desvirtuar el propósito de los planes de desarrollo anteriores.
Pues Mónica María, el entusiasmo que refleja su reacción a la verdad, me induce a creer que sus compañeros de equipo de gobierno la acompañarán en la tarea de hacer algo por Montería. Igualmente con la esperanza de que ahora mejore el manejo de la ciudad desde lo público, teniendo como referencia la administración de un joven alcalde monteriano y a su lado un equipo de gobierno conformado de la misma manera.
POSDATA: Quedan las palabras del novelista español José Selgas: ¡Cuántas felicidades nos guarda siempre el día de mañana!

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