ES HORA DE SEGUIR PROTESTANDO

A pesar del cúmulo de expresiones, se necesita más concientización y sensibilización de la población sobre el secuestro y la violencia, para que la franja de compatriotas que sigue marginada se sume a la mayoría que se está movilizando. A la marcha del lunes 4 de febrero, siguió la del jueves 6 de marzo (contra la guerrilla y el paramilitarismo), y luego la del domingo 20 de julio. Esta última contra la violencia, el secuestro y las prácticas horrendas de la FARC (al continuar manteniendo a los colombianos secuestrados en condiciones infrahumanas en sus campos de concentración), fue la que más movió a los nacionales y al mundo entero. El secuestro es aún peor que la muerte; pues, además de que el mártir en carne propia lo siente, afecta a su familia y amigos y también a todos sus compatriotas. ¡Por eso, hay que seguir protestando!
El secuestro es un delito que sanciona el mundo civilizado. Los convenios y tratados internacionales suscritos por los Estados Miembros de las Naciones Unidas lo condenan, y de igual manera lo hace la legislación interna de cada uno de los países del planeta. La Fundación País Libre, entidad privada encargada de propender por la toma de conciencia de la gravedad del secuestro, la lucha contra él y el apoyo a las víctimas de este crimen, muestra que entre el año 1996 y mayo del 2008 se registraron en Colombia 23.854 secuestros. El 76.2% de este delito fue promovido, en su orden: el 28.8% por la FARC, el 22.7% por el ELN, el 16.7% por la delincuencia común, el 4.7% por los paramilitares y el 3.3% por disidencias de grupos al margen de la ley.
O sea que el mayor número de secuestros (51.5% del total), tuvo como autores principales a la FARC y al ELN, grupos que han liderado este crimen tan repudiado por la humanidad. Queda un vacío que las autoridades no han podido explicar hasta la fecha. Se trata de 5.322 secuestros cometidos durante ese mismo periodo (22.3% del total), cuyos causantes no han podido ser identificados, situación que demuestra la debilidad del sistema de seguridad nacional. En resumen, quedan aún encerrados en algún lugar y en las montañas 2.808 compatriotas, con el agravante, que han muerto en cautiverio 1.310. Los menores no se han escapado de este monstruoso atropello. En este momento hay 156 niños y 144 niñas entre cero y siete años raptados. En último trance, en el transcurso del tiempo, fallecieron seis infantes. ¡Qué horror!
Los departamentos más afectados por el secuestro han sido: Antioquia, Cesar, Valle del Cauca, Santander, Cundinamarca, Bogotá, Meta, Tolima, Bolívar, Magdalena y Norte de Santander. Y, en la lista de los menos amenazados, están: San Andrés Isla, Amazonas, Guainía, Vichada, Quindío, Vaupés, Guaviare, Putumayo, Córdoba y Atlántico. Durante el periodo analizado, se destaca que Colombia tuvo una etapa crítica durante la cual prosperó el secuestro, fue entre los años 1998 y 2002. Se llevaron a cabo 15.435, cifra que representa el 64.7% del total del periodo 1996 a mayo del 2008. Hasta la fecha el Presidente de la República de ese momento no ha respondido por la responsabilidad política que demandó el caso. Es una deuda que él tiene con los colombianos.

Pero todo no ha sido color negro. Colombia ha blindado la frontera, gracias al acuerdo de cooperación celebrado con Brasil y Perú, países que han entendido lo que representa el terrorismo. Queda pendiente Venezuela y Ecuador, que hasta ahora no se han alineado en el propósito común de combatir al enemigo. El costo de la guerra en el país es grande, y sin lugar a dudas ha restado capacidad económica al Estado Nacional para combatir el flagelo de la pobreza y la miseria. No obstante, que entre los problemas de la Nación es prioridad lograr la paz, otros también lo son.

POSDATA: Para los que no han entendido el galimatías, cae bien el mensaje del estadista francés León Gambetta: “No se lleva la patria en el polvo de los zapatos”

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