TRABALENGUAS DE LA FEDERACIÓN DE MUNICIPIOS

Las declaraciones públicas que entregan ciertos directivos de gremios y funcionarios públicos no siempre resultan ser buenos consejos para los administradores de las entidades del orden oficial. Uno de los personajes que habitualmente lanza confuso mensaje es el Director de la Federación de Municipios de Colombia Gilberto Toro Giraldo, que siempre toma el arrogante camino político para resolver los problemas de su sector, en vez de entregar a sus asociados recomendaciones que conduzcan a enderezar situaciones repetitivas que ponen en peligro la estabilidad económica y financiera de las entidades territoriales municipales.
Si bien los municipios están haciendo un gran esfuerzo para ajustarse fiscalmente y para ser viables, como dice el Director de la Federación, no es correcto dejar la puerta abierta para que este hecho se generalice y sea objeto de justificación para continuar el desorden, al asegurar públicamente que en el Congreso no hay ambiente para una reforma frente al caos municipal. Lo único cierto es que la estabilidad financiera de las entidades territoriales es necesaria para el buen funcionamiento del sector público. No todos los municipios andan hoy bien. Algunos de ellos, que en el pasado presentaban una situación financiera difícil a causa de la anarquía y no se ordenaron, ahora están en la encrucijada de su viabilidad al mostrar dificultades más profundas que en el pasado.
Verbigracia, a ciertos municipios no les alcanzan sus ingresos para cubrir las deudas de ayer, muchas de las cuales, sabemos, que fueron adquiridas de manera irregular. Como consecuencia, están haciendo mal uso de los recursos actuales para atender las viejas acreencias de las vigencias anteriores. Así, el eslabón crítico no se interrumpe y las malas condiciones económicas del pasado se transmiten para establecer un estado de privación de servicios que tiene que soportar la comunidad. Sin ser pesimista, las entidades territoriales que se encuentran en este estado si se sometieran en este momento a cualquiera de los correctivos de la Ley 617 de 2000, no estarían asegurando, en el corto tiempo, el mejoramiento de su actual situación.
Una de las funciones más importantes que tienen los alcaldes es la presentar los proyectos de acuerdo sobre el presupuesto anual de rentas y gastos y discutirlo con el Concejo y otra, la de ordenar los gastos municipales. Esta última atribución casi nunca la cumplen, pues es deber, una vez aprobados los presupuestos de gastos, ajustarlos al flujo de ingresos para mantener el equilibrio durante al año. Tienen que evitar a toda costa el descuadre entre uno y otro, o sea que si aquéllos exceden a éstos, habrá que aplazar la ejecución de apropiaciones de gastos. Como casi no se procede así, aparece el déficit presupuestal, y si se repite el hecho anualmente, se llega a un cuantioso déficit fiscal. En otros términos, el déficit fiscal se presenta cuando los gastos anuales han rebasado el potencial de la tributación local y de las rentas de participación nacional y las arcas públicas han quedado arrasadas a causa del desorden de muchos años. En esta situación, ya hay más de un centenar de municipios en el país.
El papel de la Federación de Municipios de Colombia debe ser el de tratar los problemas de manera puntual. Una función que debería cumplir esta institución es la de prestar una colaboración a los municipios para definir con claridad su misión, a optimizar el uso de los recursos financieros, humanos y técnicos, teniendo al ciudadano como centro de su atención dentro de un enfoque de excelencia en la prestación de sus servicios y a establecer un riguroso sistema de control y evaluación de programas y proyectos, que les ayuda a la práctica de una cultura de responsabilidad en el manejo de los recursos, como lo señala la ley.
POSDATA: Habrá que obedecer al filósofo griego Pitágoras: “Con orden y tiempo se encuentra el secreto de hacerlo todo y de hacerlo bien”

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