Colombia en el campo interno se convulsiona, pero el ojo de afuera con sus calificaciones imprime una esperanza. Dos estudios divulgados recientemente favorecen al país. El de la Corporación Financiera Internacional (CFI) de 2009, sobre competitividad y ambiente para hacer negocios, sitúa al país en el puesto 37 entre 183 economías, mejorando la posición 79 que tuvo en el 2007. Únicamente Puerto Rico en el lugar 35 lo superó. De este modo, Colombia, en Latinoamérica, está por encima de Chile, México y Perú. Este posicionamiento se logra gracias a la protección que tiene el inversionista, la facilidad para obtener licencias de construcción, hacer registro de propiedad, obtener crédito y cerrar empresa, y la flexibilidad laboral existente, entre otras ventajas encontradas.
Otro análisis, el del Foro Económico Mundial (FEM), sobre competitividad, coloca a Colombia en el año 2009 en el lugar 69 entre 133 economías, superándose respecto al 2008 cuando se había ubicado en el 74. A pesar del mejoramiento, el FEM señala que Colombia tiene once grandes frentes problemáticos para hacer negocios, entre los que se cuentan: la corrupción, el acceso al financiamiento, las tasas de los impuestos, la ineficacia de la burocracia estatal y la regulación tributaria. Después de anotar atributos, apunta desventajas, principalmente, relacionadas con el costo del terrorismo, el crimen, la existencia de algunas barreras en materia de comercio y las tasas de los impuestos. Cuestiones que habrá que subsanar si se quiere dar un salto mayor.
Es algo inesperado, lo que señala el trabajo de la CFI, que países como Argentina y Brasil estén rezagados en materia de reformas para abrirse al mundo, al ocupar los lugares 118 y 129, en su orden. O sea que vistos los dos, desde el exterior, no todo es color de rosa aunque éstos señalen avances en materia de desarrollo en la región. Habría que preguntar a los presidentes Lula y Fernández de Kirchner la opinión que les merece este resultado que los pone tan cerrados al universo inversionista. Es posible que el elevado deseo de ser socialistas los esté llevando a la inercia económica sin darse cuenta, o son esos indicadores el síntoma de que se han descuidado demasiado frente a la necesidad de estimular la llegada de capital extranjero.
Después de todo, los indicadores que favorecen a Colombia sugieren que la apertura es favorable para la inversión foránea, lo que le da una ventaja respecto a los vecinos que no han avanzado tanto. Aún sabemos que eso no es suficiente y que todavía falta mucho más por hacer, al encontrar los estudios algunas barreras que deben romperse cuanto antes. Por eso la confianza no es total, como para llenarnos de alegría y cruzarnos de brazos, falta algo que no puede dejarse a un lado, y es la evaluación del funcionamiento del sistema democrático, asunto que no trataron los trabajos de la CFI y del FEM.
Es probable que una vez realizado el análisis respectivo sobre lo que pasa en materia política en el país, la observación favorable que tiene el mundo de nosotros se podría variar ostensiblemente. Bien sabido es que los inversionistas buscan seguridad para su plata, no les agradan las reelecciones porque los gobiernos se vuelven mefistofélicos y autoritarios y se abre la posibilidad para la consolidación de la inestabilidad jurídica que tanto odian los capitalistas y que resulta contraria a la aspiración de poner los huevos en una canasta segura. De manera que tan solo después del mes de mayo del año 2010 se podría predecir el futuro económico y social de la Nación. ¡Aún pendiente!
POSDATA: Mientras el tiempo transcurre habría que atender al crítico inglés Arnold Matthew: “La confianza es la base de la dicha.”