El voto en blanco no es la basura que algunos sectores políticos consideran, tiene un valor en la vida política colombiana. Ahora los avivatos, que antes eran escépticos, corriendo rápidamente para el otro lado, lo ven benigno para su propósito, lo programan como una herramienta para montar la trampa en las elecciones presidenciales que se avecinan, en caso de no aprobarse el referendo. Son los mismos que están promoviendo el estado de opinión en contra del estado de derecho, aspirando a sustituirlo en su afán de instaurar un nuevo estilo de dictadura que vemos se está multiplicando en Latinoamérica.
El voto limpio, cualquiera que sea, es un derecho constitucional encaminado a dar participación al ciudadano en la conformación, ejercicio y control del poder político y su finalidad es elegir o ser elegido. La Carta Política le da la facultad al Estado de velar para que los ciudadanos lo ejerzan sin ninguna coacción. Pero en el terreno práctico, el asunto es distinto, puesto que la mayoría de los políticos lo utilizan en beneficio personal y para conseguirlo emplean el chantaje y la intimidación sobre los electores. El Estado, por más que se lo proponga, incumple su deber, dejando que la amenaza se haga efectiva frente al estado de indefensión en que se encuentra el elector y el mantenimiento de la pureza del sistema electoral.
Con bombos y platillos el Ministro del Interior y de Justicia acaba de poner en funcionamiento la Unidad de Reacción Inmediata para la Transparencia Electoral – URIEL-, que ya había sido creada mediante Decreto 810 de 2007. Es poco probable que funcione como quiere la decencia de Colombia. Seguramente, la denuncia tendrá un carácter extravagante y espectacular, pero improbable es que el resultado sea correctivo. La sigla de Uriel, sorprende, coincide con el apelativo del Ministro de Transporte, pero el engendro está más cerca del arcángel Uriel que del nombre del ministro. Uriel (el arcángel), tiene cara de juventud, resplandor en el corazón y alitas de cada lado. Invocándolo: “amado arcángel Uriel, por favor ayúdame a encontrar una estabilidad en mis emociones para así poder sentir la paz interior que es la verdadera felicidad”, se consigue el milagro. El Ministro del Interior Valencia Cossio, ya rezó para continuar por años más en el cargo.
Los liberales de Pardo y Gaviria pisotearon el voto en blanco. A propósito, cursa en el Juzgado Veintiuno Administrativo del Circuito de Bogotá una acción popular instaurada por el abogado William Quintero Villarreal, contra el Partido Liberal, la Registraduría Nacional del Estado Civil y el Consejo Nacional Electoral. Va dirigida a que se declare sin efectos los resultados de la consulta liberal para elegir candidato a la Presidencia de la República y por ende, la declaratoria como candidato a la Presidencia de Rafael Pardo Rueda. Pide que se ordene a ese partido el reintegro de los dineros que fueron invertidos en la realización de dicha consulta popular y los dineros que recibieron sus candidatos inscritos para la presidencia por reposición de votos.
Entiendo que la acción popular se tramita en Bogotá por dos razones. La primera, los comprometidos tienen la sede en la Capital de la República y la segunda, es posible que el juez capitalino cumplan una tarea más independiente, presumiendo que ciertos de Montería tienen el cordón umbilical conectado a la clase política liberal (dueña de la gobernación de Córdoba y de los órganos de control departamental y municipal) que apoyó al candidato que se pretende destronar.
POSDATA: “Se puede robar todo el mobiliario, pero no la casa entera”, acierto del dramaturgo alemán Friedrich Hebbel.