El pasado domingo 14 de marzo concluyó la elección de los integrantes del nuevo Senado y Cámara de Representantes de Colombia. No se dio la renovación que se esperaba. Muchos elegidos son producto de la gestión de los ex presidiarios que están en asueto y de la polinización del delito. Con excepción, hay pocos muy buenos. Los caricaturistas han sido los primeros en expresar, a través de sus dibujos, el tétrico cuadro escénico de los antecedentes y resultado de la tragicomedia, que en cada periodo electoral se repite, lo que pone de presente que persiste el tráfico de dinero proveniente del robo al tesoro público y del negocio de narcóticos.
No se puede ocultar que la financiación de la campaña política de muchos senadores y representantes a la cámara provino, de manera descarada, de las defraudaciones a las gobernaciones y alcaldías, de la prosperidad de la corrupción administrativa y del narcotráfico. Suficiente plata hubo para el TLC (tejas, ladrillo y cemento) y comprar los votos necesarios para el triunfo. Este grifo del dinero, es de origen desnaturalizado, espurio, fétido y antidemocrático, pero desgraciadamente, patrocinado por un gran sector de la sociedad que sabe lo que pasa y acepta sin rodeos la canonjía de los políticos avezados en el asunto.
La Misión de Observación Electoral (MOE), fue la primera organización en hacer la prevención dando nombres completos de implicados, y posteriormente no dudó en ratificar la existencia de irregularidades en los departamentos de Antioquia, Arauca, Caldas, Cesar, Córdoba, Quindío, San Andrés, Sucre y Guajira. La misma asechanza fue convalidad por el delegado de la Organización de Estados Americanos (OEA) en departamentos visibles, que consideró que se violó el secreto del voto. El sistema electoral colombiano que todo lo permite, es manantial de la violencia. Hay que hacer la depuración de las malas prácticas electorales, es una finalidad ciudadana y un propósito nacional que tendría que hacer parte de la política de seguridad a cargo del Estado.
El ejemplo de moralidad que deben dar el nuevo presidente de la república que se elija y los miembros del congreso son una esperanza, en caso contrario, el país seguiría en el mismo estado desordenado de hoy. Entre los quemados, que pretendían colarse, estaban personas que son activistas de la clase política corrupta del país, pero no llegaron a ser elegidos porque el voto ciudadano los castigó duramente. Sin embargo, existe la fe en la actuación de la Corte Suprema de Justicia, la cual tiene la misión de espulgar las conexiones de los filtrados congresistas que fueron elegidos mediante la financiación criminal. Si esto sucede, como se espera, sería posible contar con un congreso cuyos componentes sean dignos de la investidura.
Queda un sabor amargo, que hacía muchos años no estaba presente en las elecciones. La demora de la transmisión de los resultados electorales del domingo pasado, fue un hecho insólito. El Registrador Nacional del Estado Civil ha dado las explicaciones, denunciando que hubo un ataque informático de origen oscuro enfilado al sistema de la Registraduría. Tanto el Registrador como la Casa de Nariño y directamente el Presidente Uribe, han hecho graves acusaciones que deben ser investigadas con prontitud por el Procurador y el Fiscal General de la Nación en igual de imparcialidad. Se espera la actuación seria de estos funcionarios, pues estamos acostumbrados a denunciar, los órganos de control a omitir y los ciudadanos a aceptar la impunidad.
POSDATA: El filósofo francés Blaise Pascal envía un mensaje a ciertos electores: “Las gentes vulgares no encuentran diferencia entre los hombres.”
No se puede ocultar que la financiación de la campaña política de muchos senadores y representantes a la cámara provino, de manera descarada, de las defraudaciones a las gobernaciones y alcaldías, de la prosperidad de la corrupción administrativa y del narcotráfico. Suficiente plata hubo para el TLC (tejas, ladrillo y cemento) y comprar los votos necesarios para el triunfo. Este grifo del dinero, es de origen desnaturalizado, espurio, fétido y antidemocrático, pero desgraciadamente, patrocinado por un gran sector de la sociedad que sabe lo que pasa y acepta sin rodeos la canonjía de los políticos avezados en el asunto.
La Misión de Observación Electoral (MOE), fue la primera organización en hacer la prevención dando nombres completos de implicados, y posteriormente no dudó en ratificar la existencia de irregularidades en los departamentos de Antioquia, Arauca, Caldas, Cesar, Córdoba, Quindío, San Andrés, Sucre y Guajira. La misma asechanza fue convalidad por el delegado de la Organización de Estados Americanos (OEA) en departamentos visibles, que consideró que se violó el secreto del voto. El sistema electoral colombiano que todo lo permite, es manantial de la violencia. Hay que hacer la depuración de las malas prácticas electorales, es una finalidad ciudadana y un propósito nacional que tendría que hacer parte de la política de seguridad a cargo del Estado.
El ejemplo de moralidad que deben dar el nuevo presidente de la república que se elija y los miembros del congreso son una esperanza, en caso contrario, el país seguiría en el mismo estado desordenado de hoy. Entre los quemados, que pretendían colarse, estaban personas que son activistas de la clase política corrupta del país, pero no llegaron a ser elegidos porque el voto ciudadano los castigó duramente. Sin embargo, existe la fe en la actuación de la Corte Suprema de Justicia, la cual tiene la misión de espulgar las conexiones de los filtrados congresistas que fueron elegidos mediante la financiación criminal. Si esto sucede, como se espera, sería posible contar con un congreso cuyos componentes sean dignos de la investidura.
Queda un sabor amargo, que hacía muchos años no estaba presente en las elecciones. La demora de la transmisión de los resultados electorales del domingo pasado, fue un hecho insólito. El Registrador Nacional del Estado Civil ha dado las explicaciones, denunciando que hubo un ataque informático de origen oscuro enfilado al sistema de la Registraduría. Tanto el Registrador como la Casa de Nariño y directamente el Presidente Uribe, han hecho graves acusaciones que deben ser investigadas con prontitud por el Procurador y el Fiscal General de la Nación en igual de imparcialidad. Se espera la actuación seria de estos funcionarios, pues estamos acostumbrados a denunciar, los órganos de control a omitir y los ciudadanos a aceptar la impunidad.
POSDATA: El filósofo francés Blaise Pascal envía un mensaje a ciertos electores: “Las gentes vulgares no encuentran diferencia entre los hombres.”