MOCKUS VERSUS MALA POLÍTICA

De cualquier esquina, así como del prostíbulo de la mala política, vienen los ataques en contra de la campaña del candidato presidencial Antanas Mockus. Son actos ejecutados o por ejecutar de los hipócritas que están en la penumbra y de los inválidos morales que se refugian en las tinieblas. Eso se esperaba, y lo que vendrá será aún peor en la medida que se acerque el domingo 30 de mayo, cuando Juan Manuel Santos, segundo en las estadísticas electorales, armado hasta los dientes y aliado con sectores de dudoso perfil que el país conoce y sabe que son expertos en cuajar la calumnia, el chisme y el rumor (alguno traído del bajo mundo exterior), emprendan con fuerza enmugrar al contendor.

Los colombianos de bien deben estar preparados para reprimir la ofensa con prudencia, sin dejarse tentar por los vicios de la intolerancia que es lo que habitualmente daña el arte de hacer la política. Mockus, defiende la legalidad y la conservación de la vida, representa la esperanza, es de personalidad abierta al diálogo y el empleo del argumento como mecanismo para enfrentar al contradictor. No admite el espionaje como tampoco la represión para combatir al oponente por no estar en su haber. Utiliza la argumentación, artillería del hombre inteligente, para defender las ideas aceptando el planteamiento del antagonista.

En vista del posicionamiento de Mockus, el candidato oficial del partido de la “U” Juan Manuel Santos, le metió color y reingeniería a su campaña. Trajo, a un tal Juan José Rendón, conocido en el mezquino mundo de la maldad como el “rey de la propaganda negra”. Es posible que la decisión se convierta en un bumerán para el candidato. Se ufana Santos, de que este barrabás venezolano fue el autor que engordó las filas de su partido y ahora viene a catapultar su llegada a la Casa de Nariño, cuando él mismo sabe que el reclutamiento de los tránsfugas se debió al reparto de puestos y contratos oficiales, prebendas que muchos parlamentarios recibieron, previamente a la reforma política socarrada del Ministro del Interior (no de la Justicia) que amplió el portillo por donde se escaparon los aterrizados en la “U”. Casualmente, es la doble moral la que punzantemente combate el candidato “verde”.

Lo cierto es que los escuderos del sistema y del candidato oficial de la “U”, entre tantos, señores Plinio Apuleyo Mendoza (ex mamerto), Fernando Londoño Hoyos (?), José Obdulio Gaviria (primo de Pablo Escobar) y Andrés Felipe Arias (autoproclamado jefe del conservatismo derrotado en la consulta), no dejan quieto ni un minuto a Antanas Mockus, son ponzoñosos y construyen actos de bellaquería. No obstante esas incursiones odiosas, como método heredado de la vetusta política y de la porquería humana, no han producido el efecto que ellos querían, por el contrario, enfurecen a los demócratas de Colombia, que por derecho, aspiran a un cambio de rumbo en la dirección del Estado.

Lo que se ve en internet y en las manifestaciones públicas es la expresión de una expectativa jovial de los colombianos, agobiados por la injusticia, la corrupción, la concupiscencia del ejecutivo y el legislativo y el continuismo. Mockus, tiene la medicina efectiva: marchar hacia la legalidad, lograr la distribución de la renta nacional a fin de detener el aumento de la pobreza y la miseria, ser firme para no ceder a la presión de la guerrilla y de los grupos delincuenciales como tampoco al chantaje del Congreso. El que plantea esto, es un filósofo con alma social, y no un ruin politiquero. En el caso de elegir, la decisión se cifra en aquél que ha cumplido la palabra.

POSDATA: Epitafio: “El mediocre teme al digno y adora al lacayo.”

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