Ahora cuando una parte de la clase política se une a la candidatura de Juan Manuel Santos, bendecida por algunos directorios de los partidos políticos y de una manada de parlamentarios, es necesario que los colombianos reaccionen a este frente nacional con el ropaje de “unidad nacional” y pongan los ojos en la opción de Antanas Mockus, que está representando legítimamente al otro país. Se sabe que muchos colombianos votaron el pasado 30 de mayo por determinada alternativa del abanico presidencial, al extinguirse, pueden, de manera libre, decidir por el candidato Verde como representante que es de la otra cara de la moneda.
Si el país está preparado democráticamente tiene que comprender que la coalición propuesta por el candidato Santos es la consolidación de un género político que se sostendría en el interés burocrático y presupuestal, poniendo en peligro a la democracia, la participación libre de los ciudadanos en la vida política nacional y la exclusión de las minorías. Hay que recordar que el frente nacional se fundó, entre otros propósitos, para frenar la violencia entre partidos, sin embargo trajo más perjuicios que beneficios, contribuyendo al agotamiento de los partidos políticos: liberal y conservador y al florecimiento del clientelismo y de la corrupción. Así es preciso advertir lo mal que le vendría a la república esta confederación de grupos y partidos.
No es Antanas Mockus un hombre de mentiras, no es el candidato del escenario común, no es capaz de ofrecer el cielo y la tierra y luego incumplir. Por ejemplo, en materia tributaria ha sido claro, si hay necesidad de impuestos para darle cabal cumplimiento a las sentencias de la Corte Constitucional respecto a los desplazados, el camino es correcto porque hay que devolver a estos colombianos a su hábitat natural. Mockus ha desmenuzado el proyecto educativo, es la pieza clave para eliminar las causas estructurales del desempleo, una finalidad es mejorar la calidad, pertinencia y aumentar la cobertura de la educación. El colegio, las instituciones técnicas y tecnológicas y la universidad tienen que ser realistas, deben preparar y capacitar a los jóvenes para el mercado laboral. El SENA jugaría un papel preponderante, cuando los enemigos calumniosamente habían dicho que Mockus acabaría con esta institución educativa, por el contrario, en la propuesta se pone al servicio del desarrollo de la estructura empresarial.
Las cifras oficiales de desempleo al finalizar el mes de abril son preocupantes, el promedio nacional se sitúa en 12.2%, más de dos millones seiscientos mil desocupados, sin contar el subempleo, y hay ciudades en que supera 16% y llega hasta 21%, como es el caso de Pereira, Popayán, Armenia, Quibdó, Pasto, Manizales, Ibagué y Montería. Pero la diferencia de la propuesta de Mockus es que profundiza en materia de trabajo, el que debe generarse es un empleo digno, justo, capacitado y competitivo. La atención de los jóvenes y campesinos ocupa lugar prioritario, hay garantía que recibirán incentivos para crear empresas y empleos innovadores que rivalicen en el mundo globalizado. La propuesta de primer empleo de Rafael Pardo es acogida en el proyecto mockusiano, porque se considera viable para que los jóvenes que no tienen experiencia puedan ingresar al mercado laboral, lo que eliminaría la tara de los bachilleres y profesionales.
No hay que temerle al gigante que extiende el miedo, desde ya el corifeo garantiza el triunfo de Santos, pero como el asunto es de votos de carne y hueso, existe la mayoría que no está con el ganador en primera vuelta, piensa de otra manera y por experiencia detesta la unanimidad, que no garantiza el buen gobierno. ¡Con la seguridad de ganar, hay que seguir adelante!
POSDATA: Evocando al griego Aristóteles: “La esperanza es el sueño del hombre despierto.”