Algunos de los grandes escándalos de corrupción en Colombia duermen el sueño de los justos, sin que se muevan como debe ser para conseguir el resultado de condena a los autores y responsables, o de cierre definitivo en caso de no haberse encontrado infracción de la ley. A pesar de que a ciertos actos de corrupción determinados funcionarios públicos les han intentado dar cristiana sepultura, la intención se ha visto frustrada por la acción de los medios de comunicación y la voz ciudadana que se han impuesto por conocer la verdad de los hechos considerados ilícitos.
Escoba nueva barre bien asegura el refrán popular. La nueva contralora general de la república Sandra Morelli, una vez posesionada del cargo, salta sobre la inercia burocrática y prepara la agenda laboral anunciando que ella revivirá sumarios que estaban listos en su despacho para irse al archivo. En términos claros los va a resucitar, señalando así el perfil de su gestión que no será paquidérmica ni burocrática, sino transparente, oportuna y eficaz, entregando resultados concretos a la opinión pública sobre todo lo que llegue a sus manos. Pues no hay duda sobre lo que dice la señora contralora y hay que creerle, lo que piden los ciudadanos coincide con la propuesta de la funcionaria engalanada por el poder, dios no lo quiera que no sea un envalentonamiento de esos que suele endiablar a los empleados públicos recién posesionados.
No de menos tamaño son los casos de Agro Ingreso Seguro, del Grupo Nule, de las lozas de Transmilenio de Bogotá, los sobrecostos de los contratos del departamento de Arauca y otros que se denunciaron en algunas regiones (bajo el manto de los delegados regionales del contralor), etcétera, que los demás escándalos, los que en suma le han hecho daño al ejercicio político y a la administración pública. Son hechos que están presentes porque han sustraído grandes recursos del erario a costa del gasto público sin beneficio social. Si se llegase a comprobar el delito fiscal que es lo que le corresponde a la Contraloría General de la República, la plata deberá ser recuperada prontamente, lo cual comprobaría la actuación transparente y prometida de la máxima autoridad de control fiscal del país y la veracidad de la voz de la hoy dinámica contralora.
El ex vicecontralor Roberto Pablo Hoyos, encargado del despacho del contralor titular saliente Julio César Turbay Quintero, ha respondido a las declaraciones de la contralora Morelli y ha dicho que las indagaciones aunque se cerraron se pueden abrir, pues los procesos ni siquiera se han iniciado y que algunas fueron enviadas a las contralorías de Bogotá y Cundinamarca. Como así fue, es poco lo que puede esperarse, atendiendo que dichas contralorías están totalmente politizadas e interferidas por intereses privados, situación que no garantizaría un juicio imparcial.
O sea que la controversia de la contralora Sandra Morelli es con un funcionario de menor categoría, cuando quien debe responder en este momento por lo que allí sucedió es el contralor general de la república elegido por el congreso nacional, Turbay Quintero. Los grandes medios de comunicación capitalinos, permisivos en ciertos casos como en éste, olvidaron el verdadero director de orquesta que no es el vicecontralor el cual está respondiendo por el enjuiciamiento. Y así, como es posible que se reabran las investigaciones porque el procedimiento lo permite, también es posible que a todo se le eche tierra para quedar en lo mismo. El tiempo se encargará de comprobar el compromiso de la contralora Morelli, o por el contrario, la debilidad del pulso firme prometido.
POSDATA: Sin olvidar al dramaturgo alemán Friedrich Hebbel: “Una promesa es una letra de cambio que giramos contra nuestro provenir.”
Escoba nueva barre bien asegura el refrán popular. La nueva contralora general de la república Sandra Morelli, una vez posesionada del cargo, salta sobre la inercia burocrática y prepara la agenda laboral anunciando que ella revivirá sumarios que estaban listos en su despacho para irse al archivo. En términos claros los va a resucitar, señalando así el perfil de su gestión que no será paquidérmica ni burocrática, sino transparente, oportuna y eficaz, entregando resultados concretos a la opinión pública sobre todo lo que llegue a sus manos. Pues no hay duda sobre lo que dice la señora contralora y hay que creerle, lo que piden los ciudadanos coincide con la propuesta de la funcionaria engalanada por el poder, dios no lo quiera que no sea un envalentonamiento de esos que suele endiablar a los empleados públicos recién posesionados.
No de menos tamaño son los casos de Agro Ingreso Seguro, del Grupo Nule, de las lozas de Transmilenio de Bogotá, los sobrecostos de los contratos del departamento de Arauca y otros que se denunciaron en algunas regiones (bajo el manto de los delegados regionales del contralor), etcétera, que los demás escándalos, los que en suma le han hecho daño al ejercicio político y a la administración pública. Son hechos que están presentes porque han sustraído grandes recursos del erario a costa del gasto público sin beneficio social. Si se llegase a comprobar el delito fiscal que es lo que le corresponde a la Contraloría General de la República, la plata deberá ser recuperada prontamente, lo cual comprobaría la actuación transparente y prometida de la máxima autoridad de control fiscal del país y la veracidad de la voz de la hoy dinámica contralora.
El ex vicecontralor Roberto Pablo Hoyos, encargado del despacho del contralor titular saliente Julio César Turbay Quintero, ha respondido a las declaraciones de la contralora Morelli y ha dicho que las indagaciones aunque se cerraron se pueden abrir, pues los procesos ni siquiera se han iniciado y que algunas fueron enviadas a las contralorías de Bogotá y Cundinamarca. Como así fue, es poco lo que puede esperarse, atendiendo que dichas contralorías están totalmente politizadas e interferidas por intereses privados, situación que no garantizaría un juicio imparcial.
O sea que la controversia de la contralora Sandra Morelli es con un funcionario de menor categoría, cuando quien debe responder en este momento por lo que allí sucedió es el contralor general de la república elegido por el congreso nacional, Turbay Quintero. Los grandes medios de comunicación capitalinos, permisivos en ciertos casos como en éste, olvidaron el verdadero director de orquesta que no es el vicecontralor el cual está respondiendo por el enjuiciamiento. Y así, como es posible que se reabran las investigaciones porque el procedimiento lo permite, también es posible que a todo se le eche tierra para quedar en lo mismo. El tiempo se encargará de comprobar el compromiso de la contralora Morelli, o por el contrario, la debilidad del pulso firme prometido.
POSDATA: Sin olvidar al dramaturgo alemán Friedrich Hebbel: “Una promesa es una letra de cambio que giramos contra nuestro provenir.”