La pobreza se debe a la mala distribución de la renta nacional comprobándose a través del análisis económico y social. Los economistas sociales parten de esa premisa construyendo estrategias para que el crecimiento económico y el gasto público se utilicen hacia la reducción del número de pobres en los países en desarrollo. La élite capitalista y académica se alegra cuando el crecimiento de un país es alto y los pobres, contrariamente, nada saben del asunto y poco reciben. Es entonces cuando la mano del Estado, no las leyes del mercado, deberían intervenir hacia la consecución del reparto del ingreso nacional marginal conseguido, puesto que no solo el capital lo genera sino también el trabajo de los trabajadores.
No es tan fácil medir matemáticamente la distribución del crecimiento entre capital y trabajo, sin embargo los capitalistas si saben lo que el dinero invertido les produce, mientras los trabajadores no ven el fruto tan fácilmente porque el mercado laboral no se amplía como ellos esperan. Colombia en el presente año se está recuperando del pasado que no fue bueno. El producto interno bruto (PIB) del país viene creciendo, se espera, según proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI), un crecimiento para el 2010 de 4.7% por debajo de Paraguay, Uruguay, Perú Argentina, Brasil, Chile y México e igualmente del promedio de América Latina y el Caribe. Y en el año 2011 de acuerdo a la misma fuente crecerá el 4.6%. En todo caso crecerá y estará en la vitrina de los que empujan en el continente Latinoamericano.
Con toda la previsión hecha, el desempleo no cede dando a entender que algo falta para que impacte favorablemente en el mercado laboral. La distribución del desempleo por departamentos es alarmante, las cifras de Red Juntos nos revelan lo que pasa, en La Guajira, Vichada, Atlántico y Cesar se sitúa entre 40 y 50% y en el caso del Caribe, en Córdoba, Sucre, Bolívar y Magdalena está entre el 30% y 40%. Son más de un millón de familias que viven en extrema pobreza en toda Colombia, no comen, carecen de una vida digna mínima y los niños mueren por la desnutrición.
Se quisiera que cuando se habla de pobreza, miseria y desempleo, el panorama fuera otro distinto al que nos resulta de los datos estadísticos que indican que la situación social no es medianamente próspera cuando del otro lado hay muchos desamparados por el Estado y la sociedad. Los pobres son personas que tienen muchas carencias y sufren de privaciones, padecen necesidades básicas insatisfechas, en materia de servicios públicos como agua potable, alcantarillado y aseo, vivienda, educación, salud y viven marginados de la sociedad de consumo. En este campo, lideran los mayores indicadores de necesidades básicas insatisfechas La Guajira y Guainía, siguiéndoles en el Caribe, Córdoba, Sucre, Magdalena y Bolívar.
Es la hora en la que el Estado colombiano debe movilizarse. El nuevo gobierno deberá alzar la bandera para hacerlo. Así como trabaja para crecer económicamente, también tiene que pensar en combatir la pobreza, buscando que el fruto del crecimiento sirva para aumentar el empleo y no solamente el enriquecimiento de unos pocos. El nuevo reparto de las regalías propuesto y la tributación para que paguen los que más tienen se agregarían al propósito de un Estado Social, se tendrían los primeros instrumentos para dar los pasos hacia la finalidad de un cambio contra los que quieren seguir orientando la acción oficial mezquinamente. El gobierno nacional con su ejército político y la oposición podrían balancearse para conseguir la equidad social solicitada en pro de la instalación de un nuevo orden colectivo. ¿Se logrará, o no?
POSDATA: Cierto es lo del dramaturgo romano Publio Terencio: “Poco piensa en amar quien carece de comer.”