Causa Justa es el nombre de la fundación que los amigos y colaboradores del ex presidente Álvaro Uribe han erigido para defender a su círculo social, a aquéllos implicados en las “chuzadas”, en “agro ingreso seguro” y en la “yidispolítica”, personajes que tienen todavía cuentas pendientes con la justicia colombiana. Los ciudadanos se aterran de la idea, puesto que lo mismo hubiera podido hacer el ex presidente Ernesto Samper para defender a sus amigos y colaboradores incluidos en la lista del proceso ocho mil, u otro más atrás “ex” que presintieran de que el mundo se les venía encima a sus alter ego.
En verdad no ha habido en la historia del país un ex presidente que todavía tenga tanto acceso al poder como el ex presidente Uribe. El presidente Juan Manuel Santos no es su enemigo, sin embargo, como es su obligación aplicar imparcialidad, ha garantizado seguridad y ha pedido públicamente debido proceso, todo conforme a la constitución política y las leyes de la república. Se entiende que obrando correctamente la rama judicial, sus representantes magistrados, jueces y fiscales, ni antes ni después, podrían inclinar la balanza hacia determinado lado. O sea que lo que solicita el presidente Santos es un proceso justo, tal como venía realizándose desde que empezaron a destaparse los escándalos.
Si la fundación Causa Justa es para recoger plata y poder pagar los mejores abogados del país, vaya y venga. Pero, si es para intimidar a los magistrados, jueces y fiscales, se constituye en un mal precedente que podría resultar un bumerán para los gestores del proyecto. La élite que lo impulsa siempre ha tenido prerrogativas, no son gente del populacho son de la cúspide del poder, que aunque no estén todos hoy en los encumbrados puestos públicos siguen mandando.
El país no está para ese tipo de ensayos desproporcionados, que son la herencia del colonialismo, los virreyes partieron en dos a la sociedad hispanoamericana: por un lado, los peninsulares y por el otro, los criollos, indios y esclavos. Los primeros intocables por las leyes del rey y los segundos excluidos porque las leyes no aplicaban para ellos. Lo que los colombianos pedimos es justicia para que cese la violencia y buenos ejemplos de quienes ocupan la cúspide directiva de la sociedad y de los servidores públicos que están obligados también a darlos.
Con derecho estos ex funcionarios y señores de Causa Justa actúan a su manera y nadie se los puede impedir, es un derecho que les asiste como nacionales. Mientras el territorio nacional se hunde en el invierno y los pobres aumentan por el desamparo en que quedan, lo ecuánime es que una parte de la bolsa de dinero que recauden por esa vía sea para una causa más noble: ayudar a los pobres y desposeídos que deja la ola invernal. ¡Ojalá así sea!
POSDATA: El teólogo italiano San Ambrosio entrega el mensaje: “Vuelve tu corazón hacia el pobre y págale tu deuda.”
En verdad no ha habido en la historia del país un ex presidente que todavía tenga tanto acceso al poder como el ex presidente Uribe. El presidente Juan Manuel Santos no es su enemigo, sin embargo, como es su obligación aplicar imparcialidad, ha garantizado seguridad y ha pedido públicamente debido proceso, todo conforme a la constitución política y las leyes de la república. Se entiende que obrando correctamente la rama judicial, sus representantes magistrados, jueces y fiscales, ni antes ni después, podrían inclinar la balanza hacia determinado lado. O sea que lo que solicita el presidente Santos es un proceso justo, tal como venía realizándose desde que empezaron a destaparse los escándalos.
Si la fundación Causa Justa es para recoger plata y poder pagar los mejores abogados del país, vaya y venga. Pero, si es para intimidar a los magistrados, jueces y fiscales, se constituye en un mal precedente que podría resultar un bumerán para los gestores del proyecto. La élite que lo impulsa siempre ha tenido prerrogativas, no son gente del populacho son de la cúspide del poder, que aunque no estén todos hoy en los encumbrados puestos públicos siguen mandando.
El país no está para ese tipo de ensayos desproporcionados, que son la herencia del colonialismo, los virreyes partieron en dos a la sociedad hispanoamericana: por un lado, los peninsulares y por el otro, los criollos, indios y esclavos. Los primeros intocables por las leyes del rey y los segundos excluidos porque las leyes no aplicaban para ellos. Lo que los colombianos pedimos es justicia para que cese la violencia y buenos ejemplos de quienes ocupan la cúspide directiva de la sociedad y de los servidores públicos que están obligados también a darlos.
Con derecho estos ex funcionarios y señores de Causa Justa actúan a su manera y nadie se los puede impedir, es un derecho que les asiste como nacionales. Mientras el territorio nacional se hunde en el invierno y los pobres aumentan por el desamparo en que quedan, lo ecuánime es que una parte de la bolsa de dinero que recauden por esa vía sea para una causa más noble: ayudar a los pobres y desposeídos que deja la ola invernal. ¡Ojalá así sea!
POSDATA: El teólogo italiano San Ambrosio entrega el mensaje: “Vuelve tu corazón hacia el pobre y págale tu deuda.”