REFORMA A LAS CORPORACIONES REGIONALES

Cierto es que los maridos engañados por sus cónyuges son siempre objeto de burla y de anécdotas que caen bien, para luego servir de comparaciones con hechos que acontecen en la vida real. Cuando el gobierno nacional, a propósito de la ola invernal, anunció la liquidación de las corporaciones autónomas regionales (CAR) los ciudadanos pensamos que iba a vender el sofá, pues era la causal de los males de infidelidad del marido víctima de los cuernos de la mujer. Eso casi siempre sucede en Colombia, sobre el DAS el gobierno de Álvaro Uribe, a propósito de los escándalos de las chuzadas y de los malos manejos, pensó en liquidarlo, pero el asunto no pasó a mayores, apenas se quedó en aviso. Y así siempre se toman las decisiones en materia oficial: el culpable de la infidelidad es el sofá y no la mujer adultera.

El departamento de Córdoba tiene su propia corporación autónoma regional, CVS, que en su desempeño cubre todo su territorio abarcando los valles de los ríos Sinú y San Jorge. Sin duda, la CVS ha hecho una labor importante, con altibajos en su administración por el asedio de la politiquería y el clientelismo. Ha tenido épocas de vacas gordas y de flacas y aún, más malas administraciones que buenas. Creada por la Ley 13 de 1973, como un establecimiento público del orden nacional, arrancó la labor funcionando a todo vapor, defendiendo los recursos naturales de la acción depredadora del hombre y promoviendo la cultura de protección de la riqueza natural.

Luego, mediante la Ley 99 de 1993, sobre conservación del medio ambiente y de los recursos naturales, se llevó a cabo una gran reforma en la materia, regulando la administración y manejo de las corporaciones autónomas regionales y asignándole al ministerio de medio ambiente la inspección y vigilancia de las mismas. Por lo que cualquier desvío o falla en el servicio o desperdicio de recurso por parte de las CAR debería atribuírsele a este ministerio. Pero hay silencio.

La nuestra, corporación autónoma regional de los valles del Sinú y San Jorge, CVS, cuenta con un presupuesto apreciable, el cual se puede convertir en obras materiales que resolverían muchos de los problemas de desbordamientos, como es el deseo. La CVS, tiene un presupuesto anual de ingresos y gastos inicial por más de cuarenta y un mil millones de pesos para el año 2011, el cual es financiado en un 65.5% por la compensación por explotación de níquel, fuente financiera principal de los último años, puesto que en 2010 fue del 65.5% y en el 2009 66.1%. Igualmente, tienen importancia, aunque no con el mismo peso, los recursos provenientes de la participación en el impuesto predial de los municipios y las regalías por explotación de petróleo.

En cuanto a los gastos de 2011, los de funcionamiento demandan el 7.3% de los ingresos, el servicio de la deuda el 8.7% y la inversión el 84%. Pero de la inversión neta, se va a gastar el 51.1% en sostenibilidad ambiental, que son más de dieciséis mil millones de pesos. Algún lector, me alertó sobre esta cuantiosa cifra, que es bastante plata para atender los asuntos domésticos que son la prioridad de la corporación y por lo tanto, apropiados para evitar que las inundaciones periódicas causadas por el invierno y la de los ríos arrastren con los caseríos y los barrios urbanos. Si la reforma que propone el gobierno nacional sobre las CAR y que por supuesto tocaría a la CVS, es para enmendar asuntos que tienen que ver con la conformación de su gobierno: ¡bienvenida! Habrá motivo para analizar el Decreto 141 de 2011 reformatorio. El enemigo de ellas, es el clientelismo político arraigado en la estructura administrativa que da lugar a corrupción.

POSDATA: “Las leyes inútiles debilitan las necesarias.”, lo había sentenciado el filósofo francés Montesquieu.

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