EL BUNGA-BUNGA DE BERLUSCONI

Por sus excentricidades todo el planeta conoce a Silvio Berlusconi, es el actual presidente del Consejo de Ministros de Italia, es jefe de gobierno. Por haberse visto implicado en escándalos sexuales está en la mira del mundo y de la justicia de su patria, aunque algunos analistas de Europa creen que es muy poco lo que pueda hacer la ley para llevarlo a la cárcel al darse en su país una crisis de democracia. Lo grave de Italia es que el “Rubygate” (asociado a Ruby, la jovencita de Marruecos y a otras de la misma estirpe), se levantó como nube sobre todos los demás problemas. Las fiestas de Berlusconi “bunga-bunga”, llenas de episodios de índole sexual en que las jovencitas: bailan en forma bien vulgar, se suben la falda y muestran el trasero, llenaron la copa.

Pero ese no es el único problema. El Instituto Nacional de Estadística de Italia (ISTAT), asegura que el país ha conseguido salir de la crisis económica, pero que su recuperación es "muy modesta", y que en la década pasada (2001-2010) Italia registró "el peor comportamiento de crecimiento de entre todos los países de la Unión, con una tasa media anual de apenas el 0,2 % contra el 1,3 % registrado en la UE y del 1,1 % en la Eurozona". Además, advierte de que uno de cada cuatro habitantes del país corre el riesgo de caer en la pobreza.

El espectáculo del “bunga-bunga” avergüenza al pueblo italiano, es algo indigno, precisamente por involucrar a su primer ministro y ejecutado sin el menor recato por el autor. Esta aberración de Berlusconi ha dado lugar a ser acusado de concusión e incitación a la prostitución de menores. Aunque la justicia hace su curso, el pueblo le ha castigado en las urnas derrotándole en las recientes elecciones municipales y en su propia ciudad natal Milán, allí los jóvenes consideraron el triunfo como “un viento nuevo para la ciudad y el país”. Y en Nápoles se decía que ha sido liberada “de la basura, de la ilegalidad y de la política cómplice”.

El contragolpe le sobrevino el domingo y lunes pasado en el referendo. Fue vencido en las cuatro consultas cuando él creía que iba a ganar para seguir gobernando. Así quedaron abolidos el programa nuclear, la privatización del agua y el encarecimiento de tarifas, además de la ley del legítimo impedimento que permitía a Berlusconi aducir empeños institucionales para no presentarse a sus juicios. El resultado fue la confirmación de “la segunda bofetada” de los electores.

La cuenta está cobrada, aunque su renuncia no está tan cerca, pues en sentido burlón, la ha descartado para reafirmarse que seguirá en el poder cueste lo que cueste. Las italianas son las primeras en festejar lo sucedido, estaban cansadas de ser maltratadas y de tanta vulgaridad del primer ministro Berlusconi. Con esto queda abierta la actuación de la justicia italiana que le podría cobrar sus estrambóticos comportamientos. El caballero, como lo llaman por sus extravagancias, no ha hecho otra cosa que burlarse de sus críticos y adversarios políticos.

POSDATA: Razón tenía el novelista francés Alfred de Vigny: “No existe ningún hombre que tenga el derecho de despreciar a los hombres.”

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