La carta que recibió Enrique Córdoba Rocha del amigo residente en Alemania contiene el mismo desarrollo mental que se haría un ciudadano colombiano. Después de enumerar al enemigo que está en cualquier punto del mapamundi: desastres naturales, hambre, violencia, mercantilismo de opinión, xenofobia, crisis económica y social, violencia, estafa, hombres que se aferran al poder y matan a sus conciudadanos, corrupción, etcétera. Se pregunta el humano: ¿Qué está pasando en el mundo? ¿Es que el hombre perdió la cabeza? Y resuelve el asunto: ¡He llegado al punto que no quiero salir de mi apartamento!
Igualmente, a la situación que observa la persona desde Alemania, el común colombiano la vive. Al nuestro hasta se le niega en los estrados judiciales la posibilidad de disfrutar los derechos consagrados en la Constitución Política, cuando encumbrado es el despacho más suman los arrumados expedientes que enmohecen, sin que haya lugar a ser hojeados por los togados. Lo de gran valor para el residente alemán, sería agregado a la lista y decidirá si merece encerrarse en su apartamento, entregar las llaves para que un alguien abra la puerta cuando ya él haya muerto.
Aquí hubo un ministro del Interior, que declaró a la prensa al hablar de los escándalos del paramilitarismo: que había que voltear la página del paramilitarismo. Aquí los defensores del medio ambiente piden que el gobierno tome las medidas para asegurar la restitución de las zonas de humedales que han sido ilegalmente invadidas por los terratenientes. Aquí un periodista, antes de volar para otra parte, opinó que no hay duda de que en los escándalos de corrupción está haciendo falta mucho estrato 12 que no ha sido investigado.
Igualmente, a la situación que observa la persona desde Alemania, el común colombiano la vive. Al nuestro hasta se le niega en los estrados judiciales la posibilidad de disfrutar los derechos consagrados en la Constitución Política, cuando encumbrado es el despacho más suman los arrumados expedientes que enmohecen, sin que haya lugar a ser hojeados por los togados. Lo de gran valor para el residente alemán, sería agregado a la lista y decidirá si merece encerrarse en su apartamento, entregar las llaves para que un alguien abra la puerta cuando ya él haya muerto.
Aquí hubo un ministro del Interior, que declaró a la prensa al hablar de los escándalos del paramilitarismo: que había que voltear la página del paramilitarismo. Aquí los defensores del medio ambiente piden que el gobierno tome las medidas para asegurar la restitución de las zonas de humedales que han sido ilegalmente invadidas por los terratenientes. Aquí un periodista, antes de volar para otra parte, opinó que no hay duda de que en los escándalos de corrupción está haciendo falta mucho estrato 12 que no ha sido investigado.
En este mismo lugar, rodeado de mares Pacífico y Caribe, una revista, recalcó sobre la falta de control estatal, que entre otras razones, eso se debía porque el ex presidente (antes presidente), con su estilo omnipresente, micro gerencial, y su popularidad, acaparaba la atención de los medios y eclipsaba las fallas que se estaban presentando en otros órganos del Estado. Un ex ministro (sub judice) le reclama al actual presidente de la república, paisanamente, que él le puso millón y medio de votos, por lo que esperaba que aquél sea benigno. La estadística informa que una mayoría de encuestados opinan que los parapolíticos saldrán de las cárceles. Las pirámides de dinero abundan.
O sea, amigo alemán, que aquí hay un algo nuevo: los altos empleados del Estado promueven la impunidad, piden prebendas a cambio de hacer política con la plata de los colombianos, se le roban las tierras a los pobres campesinos, ciudadano blanquito o blanqueado no va a la cárcel, un ex presidente daba sermones dominicales que arrullaban a incautos y espantaban a guerrilleros, los pillos se enriquecen con los ahorros de los ignorantes y el pueblo no cree en nadie. Con esto, amigo, tu libreta de apuntes se llenó.
POSDATA: En este momento el tratadista español Fray Juan Márquez nos alivia: “Las esperanzas prevalecen contra las angustias.”