AGOSTO DEL AÑO 2011

Montería, agosto del año 2011, la situación de orden público por la que atraviesa el departamento de Córdoba es motivo suficiente para mantener a la gente preocupada, por lo que se observa es un asunto serio y de un gran calibre que perturba el sueño de los habitantes de la comarca. No es la hora para creer que las víctimas vienen cayendo porque tienen cuentas pendientes con un enemigo, como sucedía en el pasado, precisamente, cuando empezó la actuación desmedida de los paramilitares, que en un abrir y cerrar de ojos se propusieron arrasar la propiedad y a los humanos. Pues muchos ciudadanos en este momento están envalentonados por la conmoción que generan las cuotidianas escenas de finados.


Incuestionablemente, el pueblo del departamento de Córdoba viene siendo azotado por el crimen organizado como fue en el pasado. Y desde oscuros rincones instalados la delincuencia actúa, infundiendo miedo hasta el punto que las personas oriundas de esta sección del país vivan en pánico por la epidemia asesina. Al estar en una época preelectoral, el gobierno nacional está dando motivo para que los mandatarios locales, aparentemente defendiendo los intereses comunes, atrapen la bandera del reclamo colectivo con ganancia creciente en materia política que podría beneficiar a la colectividad a la cual pertenecen.


Aunque a nadie se le pueda negar que tome partido en un propósito de buena fe y humano, la actual coyuntura electoral posibilita que el caso sea tomado como un medio en beneficio de una causa política específica. Si es así, el gobierno nacional podría estar convirtiéndose en un cómplice de una situación adversa al desarrollo de un debate electoral limpio y equilibrado. En este asunto ha dado papaya el Ministro de Defensa que ha prometido demasiado a la gente de Córdoba y ha incumplido, al no darse los resultados de contener la violencia y mantener la paz que, transitoriamente, disfrutó el territorio años atrás.


El Presidente Santos no es Uribe, es distinto y viene gobernando con otra varita. Santos no regaña ni patronea a los generales de la república como el antecesor. Santos es respetuoso como un demócrata, espera que su Ministro de Defensa haga el trabajo porque para eso lo nombró, y si por algún motivo falla, entonces lo pertinente sería que él mismo tomara la decisión de reemplazarlo. Se entiende, que por lo menos, son muchos los preocupados por la ola de crímenes en la jurisdicción cordobesa. A pesar de todo, en el departamento se respira un ambiente de progreso en el comercio y la ganadería, con la sorpresa de gentes extrañas, que haciendo negocios traen plata, lo que da a entender que la violencia de aquí no pellizca a la economía.


Aunque a simple vista pareciera que todo anda bien, la gente siente mucho más la inseguridad cuando los medios de comunicación informan sobre los caídos mediante las balas. No es el tiempo de antes en que la actuación represiva de los paramilitares había desestimulado el aparato productivo al tomarse éstos el poder político teniendo en sus manos la mayor riqueza a su disposición. Estamos transitando por otra etapa de la historia que es menester analizar, a fin de entender lo que está sucediendo, hay fortuna por todas partes pero aún así no se genera distribución como correspondencia al aumento de la actividad económica. No es un enigma, es una realidad, frente a un exceso de violencia se está dando una abundancia de plata concentrada y omnipresente que emborracha al desprevenido.


POSDATA: Es posible que sean fidedignas las palabras del dramaturgo español Jacinto Benavente: “El origen de todas las grandes fortunas es la falta de delicadeza.”

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