LOS PAROS, AYER Y HOY

Fue durante el gobierno de Miguel Abadía Méndez que se realizó el primer levantamiento de estudiantes contra la situación de represión que éste había emprendido, siendo asesinado por la policía el 8 de junio de 1929 el estudiante Gonzalo Pérez Bravo. Es la primera víctima que cayó con motivo del reclamo popular y la intolerancia oficial soportada en una cadena de violaciones que atentaban contra el derecho a la libertad. Y es el germen de la creación de los movimientos universitarios a partir del siglo XX.

Veinticinco años después, el 8 de junio de 1954, los universitarios al pretender conmemorar el día de la muerte del estudiante Pérez Bravo, encontraron un escollo cuando la dictadura de Rojas Pinilla les negó el permiso para el evento. La universidad nacional fue asaltada por una patrulla del ejército y asesinado el estudiante Uriel Gutiérrez Restrepo. El día siguiente los universitarios salen a la calle y nuevamente son reprimidos por la fuerza pública en la carrera séptima con avenida Jiménez de Bogotá, cayendo acribillados diez escolares más. A partir de estos acontecimientos quedaron marcados los días 8 y 9 de junio de cada año, como fecha para conmemorar el día del estudiante caído.

En una época, se creía, que protestar era cuestión de los muchachos de la “nacional” y de otros loquitos, frente a la mayoría de los alumnos de las privadas que eran escépticos a colaborar con esa juventud que reivindicaba derechos, como la autonomía universitaria, la gratuidad de la educación oficial y los derechos sociales. Sin embargo, la semilla reformadora no escapaba a sembrarse en ciertos estamentos de las universidades privadas a las cuales tenían acceso jóvenes con inquietudes revolucionarias.

Al igual que algunos, yo protesté y también mi compañero de aula universitaria Jorge Enrique Useche, un rebelde como tantos, que igualmente cayó asesinado por la fuerza pública el día 20 de mayo de 1965, fecha en que se llevaba a cabo una jornada de protesta en pro de la autonomía universitaria y contra la invasión a la República Dominicana, marcha que por casualidad tenía como punto de partida la carrera séptima con calle 23 de Bogotá, sitio donde funcionaba nuestra facultad de ciencias económicas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Con la protesta nacieron las organizaciones estudiantiles, como la Federación de Estudiantes de Colombia (FEC) en 1953, la Unión Nacional de Estudiantes Colombianos (UNEC) en 1957 y otras posteriores asociadas a los ideales de agremiaciones de trabajadores y de campesinos.

Nunca han faltado en las marchas estudiantiles los infiltrados que aprovechan la ocasión para incitar e iniciar el desorden y elevar al máximo el ánimo de los participantes, tirando piedras, rompiendo vitrinas y enfrentándose a la fuerza pública. Hoy la manera de protestar por los estudiantes ha evolucionado. Y ha cambiado. Las recientes marchas contra la reforma de la Ley 30 de 1992 son un ejemplo de la nueva modalidad: protestar pacíficamente convocando grandes masas de gente. Como se ha demostrado, hay una oportunidad para que los estudiantes de Colombia formen su propia organización, en momentos en que las condiciones se dan por existir buenos líderes en las universidades públicas.

POSDATA: Recuerdo del siquiatra italiano José Ingenieros: “Todo ideal representa un nuevo estado de equilibrio entre el pasado y el porvenir.”

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