Se enfermó el presidente Juan Manuel Santos y los colombianos sin vicepresidente a la vista de reemplazo. Nadie está exento de padecimiento y por este motivo podría irse a la tumba sin alcanzar a decir adiós. Pues la salud de Garzón, elegido para ese cargo está confusa. Tantos asuntos de la república que hay para estudiar, de los que debería ocuparse el Congreso con diligencia, no los trata con prontitud. Es esa la coyuntura concreta que se vino encima sin resolver. Y exige que el Congreso sea previsivo hasta cierto punto para poner en práctica lo que edificaron los constituyentes cuando incluyeron la figura vicepresidencial en la Constitución Política de 1991.
El país se revolucionó por la dolencia que sufrió el presidente Santos anunciada por él de frente a la nación. Demostró estar tranquilo por lo que le estaba sucediendo, pero tras el hecho se presentó la confusión entre sus admiradores, por fortuna la enfermedad no es tan grave, aunque la afección es común entre los hombres de su edad, sin embargo, no dejó de causar sorpresa y preocupación entre la ciudadana. Muchos compatriotas pensaron que con la noticia sus enemigos brincarían de alegría, pero se desinflaron al oír el diagnóstico de boca de los médicos especialistas que declararon la inexistencia de peligro.
Desde el mismo momento en que salió el vicepresidente Angelino Garzón de su delicado estado de salud y posterior achaque como una consecuencia imprevisible, algunos sectores sociales, políticos y los medios de comunicación solicitaron al Congreso que definiera si el vicepresidente estaba en disposición de asumir el cargo de presidente en caso de falta temporal o absoluta de éste. Los colombianos hemos visto al vicepresidente por la televisión y existen serias dudas que permiten emitir un juicio de que la salud de él no está bien para asumir el gobierno de un país que requiere un buen piloto en la conducción de su destino.
Pero han pasado meses y la tarea a cargo del Congreso no se ha cumplido, a pesar de tener la atribución por ley, de que con base a los informes médicos y el cuadro sintomático certificado, es posible la declaración de incapacidad permanente del vicepresidente de la república si así lo es, pero no se ocupó en su momento de la situación. Grave es si la enfermedad del Presidente demandara más tiempo en el hospital o lo alejara de su cargo de manera definitiva. Aunque las directivas del Congreso tenían a la vista un hecho previsible constitucionalmente, no actuaron en su punto. Ahora andan en pisicorre para excusarse ante los colombianos por la negligencia. Ojalá el deber, aunque tardíamente, se imponga a la politiquería y a la demagogia que practican algunos de sus miembros directivos.
POSDATA 1: Con $36.000 millones que derrochó la Registraduría Nacional del Estado Civil en las consultas internas de los partidos se hubieran podido construir 900 casas de $40 millones cada una para la gente pobre. Democracia sí, pero no tanto porque conduce a que prospere la anarquía de las minorías. El partido Mira demostró que sus adeptos tienen disciplina partidista, se ganó en votos al desmejorado Polo Democrático y al enflaquecido Verde que se consume en la burocracia y la ineptitud.
POSDATA 2: Precisó el historiador español Antonio Cánovas del Castillo: “Lo que no es necesario, es ocioso.”