¿DÓNDE SE PUEDE LEER UN LIBRO?

En Colombia, las bibliotecas públicas de las pequeñas urbes son pobres en comparación con las de las grandes ciudades. Muchas están desactualizadas y carentes de ayudas tecnológicas que faciliten el acceso del lector. Otras funcionan en locales incómodos que no llaman la atención para sentarse a leer y a investigar. En muy pocos departamentos y municipios las autoridades se preocupan por el engrandecimiento de esos sitios, a pesar de que las bibliotecas hacen parte clave del equipamiento urbano, superando a otras necesidades como son la arborización o la pavimentación de calles.

A pesar de estar dispuesta y regulada la materia, contemplándose en la ley el deber de las entidades territoriales de impulsar en el ámbito de su jurisdicción la ejecución de las políticas sobre bibliotecas y el funcionamiento de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, todavía muchas localidades se rajan en el tema. La norma ha señalado que es obligación de los departamentos, los distritos y los municipios integrar a los planes de desarrollo la política de lectura, la conservación del patrimonio bibliográfico y documental y el fomento de la red de bibliotecas. Pues esa responsabilidad al asumirla los territorios retribuye beneficios, entre otros, proporcionar a la comunidad y a la juventud el acceso a la cultura local y universal y al conocimiento de los aportes culturales ancestrales.

La Red Nacional de Bibliotecas Públicas integra las bibliotecas públicas estatales y sus servicios bibliotecarios en el orden nacional, departamental, distrital y municipal es materia especial de promoción, protección e intervención del Estado. Aunque algunos planes de desarrollo departamentales y municipales hacen mención a las bibliotecas como parte del sector cultural y educativo, los recursos asignados todavía son insuficientes para mantener actualizado el acervo de material objeto de consulta de los jóvenes y ciudadanos. Es la hora precisa para que los gobernadores y alcaldes, lo mismo que los secretarios de educación y cultura, dirijan la mirada hacia ese servicio que funciona en sus jurisdicciones y procedan a hacer las inversiones de capital necesarias.

Sea como sea hace falta más de la cuenta y no pueden las autoridades territoriales retraerse de invertir en esta función pública. Por ejemplo, la biblioteca que hay en Montería que funciona hace muchos años y pertenece al orden departamental, desde todo punto de vista es pobre para la demanda poblacional, hay muchos motivos para considerar que los recursos que se le vienen asignando presupuestalmente son insuficientes, pues de un año a otro es muy poco el progreso que se observa en la dotación. Ciertamente el dinero que se destina a bibliotecas es una inversión social y sin embargo, esta consideración que es un estímulo, no ha logrado impulsar la actividad bibliotecaria y hacerla sostenible. Es preciso recomendar a los gobernadores, a los alcaldes y a sus respectivos secretarios de educación y cultura que hagan un repaso a la Ley 1379 de 2010.

POSDATA 1: Con razón la palabra del escritor francés Dionisio Cato: “Aprende de los que saben; enseña tu mismo a los que no saben: propagar la enseñanza es un deber.”

POSDATA 2: Finalmente los deportistas cordobeses se lucieron entre los departamentos del Caribe, ganaron veintiocho medallas en los XIX Juegos Nacionales 2012, por encima de Atlántico, Magdalena, Cesar, La Guajira, Sucre y San Andrés y Providencia. Apenas el equipo de Bolívar los superó con cincuenta y ocho medallas. ¡Felicitaciones!

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