Edgar Vergara Figueredo
Retomo un mensaje que me envía un ciudadano. Dice que el colombiano se la pasa toda la vida peleando con el Estado y las entidades y empresas que prestan servicios públicos. Con mucho juicio, la afirmación corresponde a una realidad que no se puede tapar. La maquinaria oficial y privada funciona contrariamente a lo que la gente quiere.
Nos enfrentamos a las EPS, a las oficinas de impuestos, a las directivas de las escuelas y colegios, a las empresas de servicios públicos, a los bancos, a los órganos de control, a la justicia, a los fabricantes y hasta a la misma sociedad amnésica y tolerante. La mala costumbre llena la copa, desespera y pone al común en estado de estrés. Solamente los multimillonarios están excluidos de cazar la pelea en consideración a que ellos gozan del privilegio de poder pagar abogado y servidumbre para que las atiendan con paciencia.
El derecho de petición es vulnerado por ministros, gobernadores, alcaldes, magistrados, jueces, fiscales, procuradores y cuanto ser oficioso e inoficioso hay en la estructura del Estado. En las clínicas de las EPS operan al ciudadano de lo que no padece y le recetan medicamentos que no corresponden al tratamiento requerido por el mal. En los despachos judiciales, la persona queda en manos del empleado de menor categoría que en vez de prestarle ayuda, la desorienta. La comunicación mediante celular, se interrumpe y es pésima.
Las facturas de impuestos llegan por más y no hay a quien reclamarle y si existe, la conducta del encargado es desestimar la queja. El reclamo ciudadano de mayor atención a los botaderos de basuras en los ríos y caños es omitido por las corporaciones regionales y las autoridades ambientales. Los productos son de mala calidad y las superintendencias no contestan las quejas. Los bancos cobran todo y sobreestiman los valores de los servicios con la complacencia de los órganos de vigilancia estatal.
Las entidades públicas, a pesar de estar obligadas a tener procedimientos, no los tienen y si los tienen no los ejecutan. Se acabó la atención personalizada. El ciudadano queda en manos del teléfono digital o del call center (centro de atención de llamadas) o de la página web, lo cual resulta abstracto para resolver un problema. Como estamos, la gente no tiene otro camino que respirar profundo o masticar chicle.
POSDATA 1: A pesar de que el Instituto de Medicina Legal practicó la autopsia al joven patrullero de la Policía Jairo Díaz, aparentemente accidentado, está presente la duda, pues la misma autoridad policiva la plantea, hay indicios de que su muerte tiene relación con las bandas del microtráfico de drogas en Bogotá, entre las cuales pueden estar metidos policías. La trágica desaparición del patrullero tiene el mismo matiz del homicidio del estudiante Luis Andrés Colmenares. ¡Rumbo a la impunidad!
POSDATA 2: Todos los años los padres de familia protestan por la cantidad de útiles escolares que las escuelas y los colegios les piden a los niños y a los jóvenes, por cuanto muchos resultan siendo “inútiles”. A pesar de que los medios de comunicación nacional difunden el hecho al considerarlo arbitrario e ir en contra de la economía familiar individual, casi nunca se ven a los secretarios de educación departamentales y municipales controlando esa práctica abusiva de los centros educativos, son autistas en el tema.
(08-02-13)
