PAZ DEL CATOLICISMO

Históricamente la iglesia católica habla a través del papa, que es la cabeza visible, el más respetado y sagrado de los hombres que conforman la congregación. Es también el papa, Santo Padre, Sumo Pontífice, Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro y Siervo de los siervos de Dios. Sus consideraciones y títulos lo exaltan a lo más alto de la jerarquía eclesiástica y a nivel internacional tiene el tratamiento de Jefe de Estado del Vaticano. Al cardenal Jorge Mario Borgoglio, natural de Buenos Aires, primer papa de origen Latinoamericano en llegar al trono, le toca recomponer muchas cosas que andan mal y limpiar por dentro la casa.

Los católicos quieren una iglesia menos retórica en su discurso y más activa en sus acciones, como antecedente de lo que hasta hoy ha dicho el papa Francisco, que es considerado un conservador en lo religioso y progresista en lo social, se cifra una esperanza de reforma interna y externa para explicar los evangelios, menos rígida y más humana, cuando muchos de los predicadores no siguen la ruta esperanzadora que los acerque a Dios. Pero es necesario que el papa se dirija a los empresarios y a la gente, independientemente, de los países pobres y de los países ricos, al saberse que son dos mundos distintos.

Juan XXIII en la Encíclica Pacem in Terris (Paz en la Tierra), el 11 de abril de mil novecientos sesenta y tres, habló de luchar por una mayor convivencia y justicia entre los pueblos al estar la paz en conexión con la justicia y los derechos. Así, en medio de un mundo en guerra fría, contribuyó a apaciguar los ánimos de los países comprometidos en un posible combate mundial. Cuatro años después, en mil novecientos sesenta y siete, Pablo VI, en la Encíclica Populorum Progressio (El Desarrollo de los Pueblos), profundizó en la no violencia con el lema: si quieres la paz, trabaja por la justicia, advertía sobre la explotación de los países desarrollados sobre los países en vía de desarrollo y que había que erradicar la violencia en las relaciones de las naciones y entre las personas. Los dos textos armonizan con el objetivo del mantenimiento de la paz promovido por el catolicismo.

Al papa Francisco, que encuentra un mundo que no ha sido capaz de sobreponerse a la violencia, unos fieles y también una iglesia, lejos de la fe, la esperanza y la caridad, como lo sostuvo su antecesor Benedicto XVI, le recae una responsabilidad de corregir, o por lo menos, obligar a que sus pastores se comprometan enderezar. Yendo más allá, el actual papa, ha enfatizado sobre el egoísmo y el individualismo que encuentra su expresión en un capitalismo sin regulación, en varias formas de terrorismo y de criminalidad. Ve que con la luz y la gracia de Dios, podría ser el comienzo de un camino hacia la paz para cada persona, cada familia, cada país y para el mundo entero.

Entonces se trata de encontrar la fórmula material para que los cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes del universo católico, ejerciten el pensamiento del papa Francisco y sus antecesores que quieren una iglesia que debe relacionarse con el mundo, no de cualquier manera, penetrando en los corazones de los que la gobiernan y practicar, sobretodo, la caridad, interpretada como justicia social. Es un apoyo para los momentos que vive Colombia y motivo para una visita del papa al país.

POSDATA: Acudiendo a San Pablo: “Renovaos por la renovación de nuestra mente.”

(12-04-13)

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