El próximo veintiocho de agosto se cumplen
cincuenta años de la lectura del discurso “Tengo un Sueño” del gran líder
norteamericano Martin Luther King. Por sus méritos, recibió el premio nobel de
la paz 1964. Su prematura desaparición a la edad de treinta y nueve años no fue
un obstáculo para que el mundo lo olvidara como precursor de la larga lucha
reivindicadora que emprendió en favor de los afroamericanos. Además de haberla
iniciado por los derechos civiles de los negros de Estados Unidos, siguió
centrado en la consecución de la justicia social y en el desarrollo de una
campaña contra la pobreza, trabajos que finalmente quedaron frustrados ante su
muerte. Sin embargo, dejó un legado ejemplar.
Fue un ferviente partidario de la defensa
de los derechos civiles mediante medios pacíficos, inspirado en la teoría de la
desobediencia civil promulgada por el filósofo norteamericano Henry David
Thoreau, cuya ideología era: “la idea de que el gobierno no debe tener más
poder que el que los ciudadanos estén dispuestos a concederle” y en la figura
de Mahatma Gandhi que difundía las protestas sin violencia.
El movimiento de Luther King estuvo presente en la
sociedad norteamericana entre 1955 y 1968, iniciándose en dos escenarios que
marcaron el punto de partida contra la discriminación racial. Primero, el
secuestro y asesinato en Chicago del joven de color Emmett Till por haberse
metido con una mujer blanca y segundo, el arresto y sentencia en Montgomery de
Rosa Parks por no haberle cedido un puesto en un autobús a un pasajero de color
blanco.
A todas luces, estos hechos sacudieron a la
sociedad afroamericana por la manera como fueron atendidos por la justicia de
Estados Unidos. El asesino de Till quedó en libertad y Parks fue a la cárcel.
Era un asunto, que de antemano estaba perdido por la sencilla razón de haber
sido cometido por negros, que en ese momento residían en condiciones
desventajosas en Norteamérica. Si los eventos hubieran sucedido afectando a
blancos las penas para los negros hubieran excedido la proporcionalidad legal.
Teniendo en cuenta que hubo acercamiento entre John F. Kennedy y Luther King, indudablemente la desaparición
del presidente Kennedy en 1963 afectó el proceso de reclamo iniciado por
Luther.
El discurso de Luther King “Tengo un Sueño” del
veintiocho de agosto de 1963 no es una
pieza literaria frívola, es sin duda una proclama por la paz, la
igualdad entre los seres humanos y también es un reclamo de la deuda que tenía
el Estado Norteamericano con una raza maltrata: primero, como esclava y luego
segregada. En el contenido de la arenga demandaba el goce de los derechos
civiles y repudiaba el mal trato que recibían los afroamericanos de las
autoridades y de los blancos de Norteamérica.
La alocución condesaba varios sueños. “Sueño que un
día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los
hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de
la hermandad.” La vida de Luther King
concluyó en el momento de ser asesinado por James Earl Ray el cuatro de abril
de 1968, aunque en la opinión pública norteamericana quedó la duda al pensar
que el crimen había sido de la autoría del FBI y de la CIA. ¡Todavía hay tiempo
para seguir creyéndolo!
POSDATA: Del filósofo norteamericano Henry David Thoreau: “Bajo un gobierno que encarcela injustamente
a cualquiera, el hogar de un hombre honrado es la cárcel.”
(23-08-13)
(23-08-13)