El presidente Santos ha calificado de corsarios y tiburones a los
enemigos del proceso de paz y lo está defendiendo a capa y espada. Como se
observa, ya se inició la campaña política de los aspirantes a la presidencia de
la república y al congreso, y aunque todavía la ley no lo permite, arrancaron
echándose puyas. El ex presidente Uribe con su cuadrilla lleva más de año y
medio en esa lucha sin dormir un solo día haciéndole oposición al gobierno y
aceitando a sus seguidores de la derecha y ultraderecha. Santos, por su parte,
como también es candidato, está haciendo lo mismo con su bandera de la concordia
entre los nacionales.
Se negocia con desarme y sin desarme, el camino escogido por el actual
gobierno fue el segundo, al cual un sector de la política y la sociedad se
opone, sin embargo, en este propósito muchos
acompañan al presidente Santos porque están cansados de la violencia y
han resuelto rechazar los muertos, la violación a los derechos humanos, la
destrucción de la riqueza pública y privada, el desplazamiento de personas, el
aumento de la pobreza y la indigencia y la enorme destinación de recursos
públicos al conflicto en detrimento de la atención de otras necesidades.
Es bien sabido que la guerra interna favorece a muchos, unos por
motivos eminentemente políticos, se apartan del proceso de paz tal como ha sido
planteado por las autoridades nacionales y otros, que están articulados con la
acción guerrillera y violenta, no piensan sacrificar sus negocios de
aprovechamiento económico y enriquecimiento.
En buena hora, el Centro Nacional de Memoria Histórica ha publicado,
con el apoyo y financiación de más de veinte instituciones de prestigio
internacional, un informe que “Revela la enorme magnitud, ferocidad y
degradación de la guerra librada, y las graves consecuencias e impactos sobre
la población civil” en Colombia. Doscientos veinte mil personas entre el
primero de enero de 1958 y el treinta y uno de diciembre de 2012 han sido
sacrificadas, de las cuales el 81.5% es población civil y el 18.5%
combatientes. ¿Será que alguien quiere que sigamos igual?
El informe está publicado en internet, es aconsejable que los
profesores de todos los niveles de la educación lo lean y lo socialicen con sus
alumnos, ya sean niños, adolescentes y jóvenes para no repetir esos hechos,
quien no conoce la historia está propenso a reincidir.
POSDATA 1: Del Centro Nacional de Memoria
Histórica: “Construir la paz demandará cuantiosos recursos, pero más
costoso resultaría mantener la guerra.”
POSDATA 2: A propósito de la
corrupción que penetró a la política española, Luis Bárcenas, responsable de las cuentas del Partido Popular
(PP), “amenaza con desestabilizar al Gobierno con revelaciones sobre la
financiación ilegal de la formación conservadora” y acusa al presidente Mariano
Rajoy de beneficiarse con sobresueldos. Así, Rajoy pasa por momentos difíciles
ante tal acusación. Hay confusión, y más del cuarenta por ciento de los
españoles piensa que el primer problema de España es la corrupción seguido por
el desempleo. Ante ese difícil panorama, Albert Rivera, presidente del partido
Ciudadanos (de Cataluña), considera que España “asiste al fin de una etapa y a
un debate ético sobre los valores que deben primar en política: si es una
profesión, un negocio o una trama delictiva.”
Lo que está pasando en España sirve para comparar la situación de
Colombia y precisar la definición por cuál de esos oficios se dirige nuestra
política, que resulta muy parecida a la de España. Para muestra está la lista
de los políticos condenados y los casos que aún no han sido definidos por la
Corte Suprema de Justicia.
(26-07-13)