El voto, además de
ser un deber, es un derecho y su ejercicio se hace de manera libre y secreta.
Justamente apunta a la elección de una persona para que sea presidente de la
república, senador, representante a la cámara, gobernador, diputado, alcalde o
concejal, y permite que el votante se decida por otra alternativa: votando en
blanco. El voto en blanco fue establecido mediante el artículo 258 de la
Constitución Política y la manera de promoverlo fue reglamentada por la Ley
1475 de 2011.
Los enemigos del
voto en blanco vienen difamando contra la figura. Tergiversan su existencia y
finalidad, lo cual ha confundido a la gente y como efecto de ese despropósito
se desvirtúa el orden constitucional y legal, cuando fue que por esa jerarquía
de normas que se estableció al considerarlo una expresión más de participación
democrática del ciudadano que amplía su inclusión en la vida política de la
nación.
En los puestos de
votación establecidos por la Registraduría Nacional del Estado Civil en todo el
país, el próximo domingo nueve de marzo las personas van a encontrar en cada
tarjeta electoral (tarjetón) para elegir senador y representante a la cámara,
un cuadro en el cual se encierra la palabra Voto en Blanco. Si no le gusta
ninguno de los candidatos, pues marque con equis este cuadro, pero vote.
Son los indignados
los primeros que sufragarán en blanco. Incluso es una opción para aquellas
personas que no les gusta ir a votar, porque les tienen asco a los políticos o
se sienten marginados de la sociedad y
de la economía. Nada mejor oportunidad para que el abstencionista se exprese y
ejerza el derecho al voto, cumpliendo así con una obligación patriótica y consigo misma.
Al mismo tiempo, el
voto en blanco satisface ver castigados a los malos políticos o a los corruptos
que aspiren al congreso, al constituirse en el palo que le da en la cabeza al
sujeto que no merezca esa altísima exaltación. Aún más, es una protesta y
desprecio a la mayoría de la actual clase política. Cuando en elecciones
unipersonales alcance la mayoría de la votación habrá que repetirla y en las
nuevas no podrán presentarse los mismos nombres. Para las listas también hay un
castigo, que solo se librarían aquellas que sobrepasen el umbral.
No en vano se ha
puesto en boga el voto en blanco en las elecciones del año 2014, pues existe
una carestía de políticos decentes, que obliga al colombiano a pensar en esa
alternativa que provocaría una sacudida en la estructura arcaica y corrupta de
la política nacional. El mismo domingo cuando se entreguen los resultados de
las elecciones, sabremos a ciencia cierta si la muchedumbre que protesta fue a
las urnas, y en caso de ganar el voto en blanco, estaría castigándose a los
indeseables aspirantes.
POSDATA: “Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse.”,
pone vigente al filósofo y político italiano Nicolás Maquiavelo.
(07-03-14)