Colombia very well es el nombre del
programa nacional de inglés. Por el apelativo el
gobierno acogió la ley al definir que los planteles oficiales enseñarán el
inglés sin ningún cuestionamiento. Se considera que la propuesta es una
reacción del gobierno, apresurado a raíz de la pobre clasificación que
han tenido los estudiantes nacionales en las pruebas PISA. No sin ser el
directo responsable de esa mala calificación, pues en este resultado malo
tienen culpa los gobiernos que le han antecedido, incluido el de Álvaro Uribe,
que ahora los detractores de Santos quieren exculpar.
En la velada del
programa, el presidente Santos recalcó: “no solo seremos la nación más educada
de América Latina en 2025, sino también el país de Suramérica que mejor habla
inglés.” Palabras ambiciosas del primer mandatario que proyecta a la nación y
que se cumplirán si realmente la propuesta se ejecuta con el mismo entusiasmo
del lanzamiento. Es un proyecto que tiene como base la normatividad de la Ley
1651 de 2013 sobre bilingüismo, a quienquiera que le corresponda estructurarlo
deberá hacerlo teniendo en cuenta el inventario de educadores bilingües que
tiene el país y nunca inspirado en la improvisación que suelen emplear algunos
tecnócratas del respectivo ministerio.
La susodicha ley
fue redactada repitiendo el objetivo fundamental en sus artículos segundo,
tercero y cuarto, texto que denota la redundancia de nuestros legisladores que
suelen expresar en las normas lo expresado y pretender que con ello pueden
cerrar la brecha por donde futuramente se hace el esguince. Concretamente, dice
la normatividad que la finalidad es desarrollar las
habilidades comunicativas para leer, comprender, escribir, escuchar, hablar y
expresarse correctamente en una lengua extranjera.
Precisamente el artículo octavo
de la disposición señala que para cumplir los objetivos propuestos, se le dará
prelación al fomento de la lengua inglesa en los establecimientos educativos
oficiales, de esa manera la norma es flexible para los colegios particulares,
dejándolos en libertad de elegir otra lengua. O sea que estos establecimientos
pueden enseñar inglés o chino, o francés o alemán, etcétera.
El presupuesto, según el
gobierno, para los diez años (2015-2025) que dura el programa es de un billón
trescientos mil millones de pesos, con lo cual pretende graduar a 140.000
estudiantes de educación superior, entre otros. Existe un escollo que el
gobierno deberá superar, que es la escasez de maestros de inglés. Ojalá que el
plan sea blindado mediante una reglamentación seria que evite que los políticos
se lo tomen. Es preciso señalar en la reglamentación, que la contratación de
que habla la ley no se extienda a fundaciones o asociaciones que
tradicionalmente se privilegian de ese tipo de contratos sin tener especialidad
académica.
POSDATA
UNO: No hay que olvidar al escritor español padre Juan Eusebio Nieremberg: “Un sembrado que no sea escardado,
¿cuánta maleza arroja?
POSDATA
DOS: Unos del cielo al infierno y otros del
infierno al cielo. El ex presidente Ernesto Samper acaba de saltar a la
secretaría general de Unasur, asume el próximo mes de agosto en Montevideo. Se
le rinde un homenaje a la amnesia, al gobierno de Santos se le olvidó el
proceso ocho mil. Es un premio que se le entrega al ex presidente, como a otros
iguales que gozan de buena salud política cuando supuestamente estuvieron
vinculados a grandes crímenes de lesa humanidad.
(25-07-14)