DOBLE MORAL

Rige la doble moral en la conducta de ciertos periodistas, dirigentes políticos y gobernantes. Para algunos jueces el que roba chocolatines es peligroso para la sociedad y el que hurta al Estado no lo es. ¡Qué tal! Estamos tan jodidos que esta repetitiva actuación de cálculo para ponderar el comportamiento social del presunto delincuente, en vez de engrandecer a la justicia la debilita.

Cuando se investigan los casos denunciados en particular, esos personajes nombrados azuzan a la Fiscalía y a los Jueces para que las investigaciones sean profundas y se dicten las sentencias condenatorias de manera ejemplarizante. Ahora salen a dudar de las penas en contra de los acusados y como plañideras a llorar para que haya rectificación.

María del Pilar Hurtado fue la primera que voló evadiendo la justicia de Colombia que le pisaba los talones, se asiló en Panamá en el año 2012, desde luego con ayudita. Recientemente el país vecino declaró inconstitucional dicho asilo. Hoy, ni el propio gobierno de Panamá sabe por dónde vuela y lo más seguro, sea que pernocte en un país paria de la región.

Y con qué triste argumento la Interpol dispuso la no inclusión del nombre de Hurtado en circular roja, este desparpajo es para que Colombia se retire de ese organismo más obsoleto que otro. Señores de la Interpol: la democracia colombiana es pura frente a otras de América, no es Venezuela, ni Ecuador, aún menos Argentina, Nicaragua y Bolivia. La señora Hurtado cometió graves delitos y hay que capturarla. 

Luis Carlos Restrepo es otro que levantó vuelo en enero de 2012, del mismo combo de Hurtado, claro que corre por temor a la grave acusación. Hasta ahora nadie sabe del sitio en donde se esconde, a pesar de que se presume que podría estar en un país soterrado, o plácidamente en una finca de la sabana de Bogotá o en Antioquia. Las cuentas pendientes de Restrepo no alcanzan a contarse con las perlas de un rosario.

El tercero es Andrés Felipe Arias (Uribito), antes que la Corte Suprema de Justicia anunciara la condena de 17 años de prisión, saltó, refugiándose en los Estados Unidos. Se burló de la justicia y hoy busca protección para quedarse para siempre allá. Este trío que le saca la piedra a la gente pertenece al séquito del senador Álvaro Uribe que está en el ojo de huracán. 

No es que sea peligroso ejercer un cargo público cómo han dicho ciertos periodistas del linaje bogotano. Lo peligroso es acercarse a la candela. En un país en que la corrupción ha sido la fuente de riqueza de innumerables familias vinculadas a la actividad política no es aconsejable develar ese principio infernal. 

Muchas personas han ejercido cargos públicos sin haber tenido líos judiciales. Lo que ocurre es que hay gente que utiliza el puesto para enriquecer a los amigos, o hacer política, o hacerse los de la vista gorda dejando a otros que roben. Aunque, no se haya encontrado dinero en el bolsillo del acusado o condenado, por ahí cerca de ellos hay saquillos llenos de billete, pero la fiscalía no los ve.   


POSDATA: Acuñó el escritor francés Charles Palissot: “Mientras más moral se tiene en las palabras, menos se observa en la realidad.”

(01-08-14)

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